Torneos cancelados o suspendidos, largos meses de inactividad, fútbol sin público, estadios fantasmales, ingresos desplomados… El 2020 ha sido un año funesto para la humanidad y desde luego el deporte no podía esquivar al coronavirus, lo sufrió horrores. Su músculo fabuloso lo hizo salir adelante, con muletas, pero ahí está, andando. Hubo pocas rosas, muchas espinas.