Cuando el lanzador cerrador Julio Urías efectuó un envío que pasó por el centro de la zona y ponchó al bateador Willy Adames, fue el último out del juego en que los Dodgers de Los Ángeles vencieron 3-1 y ganaron la Serie Mundial del béisbol de las Grandes Ligas de 2020.

Debieron esperar 32 años para levantar el trofeo otra vez. Atrás quedaron los intentos fallidos de las últimas campañas. La anterior ocasión fue en 1988, cuando superaron a los Atléticos de Oakland, la cual se distingue por el jonrón ganador en el último episodio de los albores de la serie del lesionado Kirk Gibson, considerado uno de los momentos más dramáticos de la historia al convertir una derrota en una victoria muy emotiva.

Este año, los juegos fueron muy parejos y la serie se empató en dos oportunidades. Por lo corto de los marcadores se puede decir que fue fundamental la labor de los lanzadores, que en algunos casos fueron remplazados de manera inexplicable, por lo cual fueron muy criticados los mánagers de los dos equipos. El manejo de los monticulistas es un arte. Hay que tener muchos conocimientos de las condiciones y cualidades de cada uno de ellos y determinar los roles y tareas de aquellos que son abridores, tanto cortos como largos, relevistas y cerradores.

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Cuando no funciona el serpentinero iniciador, en ocasiones hay tiempo para corregir, y con la llegada se puede contener la ofensiva rival. Pero si acaso se falla en avanzada, no se alcanza a recuperar.

Para determinar la designación de los estelares y relevistas, muchos mánagers ahora se guían por las estadísticas (fríos números) y las tendencias, que ahora llaman sabermetría. No dejan espacio para la inspiración o una acción apoteósica, y son remplazados a veces sin que les haya hecho daño. Ocurrió en algunos pasajes de varios juegos.

En el encuentro final, Black Snell, iniciador de Tampa Bay, estaba realizando una faena dominante, tanto que en algo más de cinco episodios solo le habían conectado dos aislados e inofensivos hits y había propinado tres ponches a cada uno de los tres primeros y mejores bateadores de la llamada “tanda fuerte” de los angelinos. Cuando se realizó el cambio, despertó la ofensiva californiana. Como era de esperarse, las críticas han sido cruentas. Se seguirá comentando por mucho tiempo y fue patética la reacción y expresión del jugador. Lo que más remarcan es que Kevin Cash, el timonel del conjunto de la Florida, tiene como guía las estadísticas que le demarcan sus actuaciones.

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La definición, 3-1

En el último partido, los Rays se adelantaron en la primera entrada 1-0 con otro jonrón de Randy Arozarena, que se convirtió en su bujía ofensiva. Con el remplazo inexplicable del zurdo Snell, el juego se empató con un lanzamiento descontrolado del nuevo monticulista y luego se adelantaron 2-1 con una estupenda y rápida corrida de Mookie Betts desde la tercera base. Este se aprovechó de un corto batazo por la primera almohadilla pese a que la defensa de Tampa estaba jugando con el llamando “cuadro adentro”, que tiene como objetivo justamente evitar que le hagan carreras. Fue una decisión de segundo del corredor, que partió pronto, y justo la pelota fue a la mano del inicialista, el coreano Ji-Man Choi –estaba jugando un paso más atrás–. Pese a que soltó rápido la pelota, el corredor, en espectacular deslizada, ganó el plato.

El marcador se amplió luego, en el octavo tramo, 3-1 con un jonrón del mismo Betts de 132 metros por el jardín central. El resto fue labor de los relevos cortos de los angelinos: Víctor González, Brusdar Graterol y el cierre espectacular de Julio Urías, que ha recibido muchos elogios por la forma como fue forjando su carrera con algunas dificultades, subidas y bajadas a las mayores, intervenciones quirúrgicas y problemas en el ojo izquierdo. Algunos pensaron que bien podría haber ganado el título de Jugador Más Valioso (MVP), que fue para el defensor del campocorto Corey Seager por sus 8 cuadrangulares, 22 hits, 20 carreras anotadas y 19 impulsadas en postemporada.

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En los últimos tiempos, pocas veces llegan al Clásico de Octubre los mejores equipos. Esta vez se cumplió con la justicia de que clasificaron los de Tampa, monarcas de la Liga Americana, y los ahora campeones, que resultaron los mejores de todos los 30 equipos y líderes de la Nacional con 43 partidos ganados y 17 derrotas en la temporada regular.

La campaña recortada llegó a su final y tuvo como ingredientes estupendas actuaciones monticulares, grandes y oportunos batazos como los de Randy Arozarena, la reivindicación de Clayton Kershaw, cierres dramáticos como el juego 4 en el que los Rays triunfaron en el último episodio, cuestionadas decisiones de los conductores y un positivo en pleno juego de Justin Turner, que fue removido en pleno juego con lo que se bajó el telón del béisbol. Se cumplió el pronóstico que propuso Diario EL UNIVERSO de que los Dodgers ganaban en seis juegos. (O)