José Tamariz Crespo, uno de los ocho socios notables de Barcelona que pagaron la auditoría de PKF, habló con EL UNIVERSO de la deuda de $51,6 millones y pide trato duro para culpables.

Textualmente los auditores han dicho, ante la deuda de $51,6 millones, que hay “una incertidumbre significativa sobre la capacidad del club para continuar como entidad en funcionamiento o negocio en marcha”. ¿Qué opina de esto?

Que haya una deuda de más de $51 millones es preocupante. Solo con la publicidad de la camiseta y la venta de boletos no se podrá cubrir ese valor o parte del mismo. Ese déficit se origina en la irresponsabilidad y no comprendo cómo sucedió. Siempre dije que el problema de Barcelona, en los últimos años, es mal manejo financiero.

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También dice la auditoría que las “obligaciones incumplidas representan riesgo de futuras demandas por parte de los jugadores impagos”.

Se ha contratado irresponsablemente. Hubo fichajes absurdos como el de Rolando Zárate, que ganaba $40 000 (llegó en el 2008, durante la presidencia de Eduardo Maruri y la vicepresidencia de Luis Noboa) y no jugó como se esperaba. Pasó lesionado, se fue y demandó al club por $2,5 millones ¿Quién contrató en ese tiempo para no ver que Zárate tenía problemas de salud? ¿Estaba dormido o qué el dirigente? No comprendo cómo se hizo una contratación de esa especie, parece que la hubiera hecho un enemigo para perjudicar al club. Lo peor es perder el juicio cuando los términos en la contratación lucieron sospechosos. ¿Por qué los contratos no son revisados por un abogado o analizados en reuniones de directorio?

José Tamariz Crespo (i), condecorado en 1982 por su sucesor en la Presidencia de Barcelona, Isidro Romero.

Se dice que el fútbol se puede manejar como una empresa, pero los auditores de PKF aclaran que Barcelona club “no ha establecido políticas y procedimientos para la contratación de proveedores de bienes y servicios”, “no hay valores contabilizados por esta obligación”, “hay diferencias con respecto a valores presentados” en los libros contables. ¿Se puede manejar un club con tanto desorden?

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Hay empresas que son bien manejadas y otras no. Que Barcelona sea administrado como empresa no garantizaría una solvencia si no se respetan las políticas internas. Se debe administrar con honestidad, con apego a la realidad, de una forma responsable. Yo le aseguro que nunca encontrarán un cheque del club girado a mi nombre. Yo puse $500 000 y quedó registrado en los pasivos, y hasta ahora no me los pagan. Luego hablé con un presidente payaso, no voy a decir quién es, que me rejuró que me iba a pagar lo que me debía el club y hasta ahora recibo un centavo. No estoy reclamando ahora el pago, pero eso es lo que ocurrió.

¿Cree que haya forma de bajar esa deuda de $51,6 millones a corto o largo tiempo?

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Se debe volver a revisar el pasivo para establecer si los montos en las facturas que tiene el club son válidos. No me sorprendería que haya facturas por servicios que no fueron requeridos, ejecutados, o de dudosa validez. Todo esto, que debe revisarse con lupa, determinará si son pasivos mañosamente adquiridos o deudas legítimas. También debe aplicarse un periodo de austeridad en las contrataciones y negociar las deudas legalmente sustentadas

Flavio Perlaza dice que cuando usted fue su presidente no se generaban excesos. ¿Hubo excesos económicos en las recientes administraciones?

En las últimas administraciones de Barcelona sí hubo excesos, no hubo control. Nosotros nos arropamos hasta donde nos daba la sábana, hablando del presupuesto. No hicimos nada fuera de los límites. Nunca pagamos sueldos astronómicos, como lo han hecho las últimas dirigencias, como en el caso de Damián Díaz. Por ejemplo, el brasileño Víctor Ephanor llegó como figura (goleador con el Junior de Colombia), uno de los mejores cracks que han venido al fútbol ecuatoriano, ganaba $4000 porque ese era el tope salarial en nuestros tiempos; y el jugador juvenil $1500. No había diferencias astronómicas porque había una política de sueldos. Es ilógico tener a un futbolista que gane $40 000 y otro $2000. Lo peor es que se han pagado sueldos a jugadores que no rinden o que no juegan.

La directiva actual dice que necesita otra auditoría para saber quién es responsable de cada deuda. ¿Qué opina?

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Si piden otra auditoría, se debe revisar el origen y veracidad de las facturas. Puede haber un documento firmado que dice que Barcelona debe tanto a tal persona, pero se debe comprobar si el servicio fue ejecutado y si el valor está acorde al mercado en ese tiempo. Puede haber una mañosería en un contrato que no se cumplió y pretendan llevarse la plata sin derecho. Alguien debe defender los derechos de Barcelona. No puede ser que Barcelona sea una vaca que la ordeña todo el mundo y se llevan toda la leche, y adiós. La vaca se va a morir.

¿Es posible administrar a Barcelona por cuatro años, hacer fichajes, pagar altos salarios, enfrentar demandas y no saber cuánto se debía?

Cuando uno tiene un enfermo grave lo pone en terapia intensiva y convoca a una junta de médicos. Barcelona debe ser intervenido por un grupo de socios reconocidos y honestos, que amen al club. Que revisen las deudas y ver si valen o no con la asesoría de un buen abogado. Todo esto para ver si se pueden poner en disputa esos pasivos (ir juicios para invalidar deudas sin sustento). Se debe demandar a los sinvergüenzas que provocaron estas deudas. Creo que hubo gente que cobró valores que no debía. Ahora hay que entrar con una bomba de insecticida para matar a todas las ratas que están o han estado coladas en el club y limpiar esos estados financieros.

Galo Roggiero, principal directivo de la Comisión de Fútbol, y José Tamariz, presidente del club amarillo, con el trofeo de campeón de 1980.

Cevallos nunca dio una cifra oficial del déficit de Barcelona.

Yo no comprendo cuando le preguntan a un presidente de Barcelona cuál era el pasivo y no sabía si eran $20, $29 o $30 millones. Nada de lo que pasaba en el equipo era ajeno a mí cuando presidí al club; yo estaba al tanto de todo. Aprobaba hasta la compra de los ungüentos mentolados para los jugadores. Estaba enterado de todo. Es la función que uno acepta y si no es capaz, ni siquiera debe llegar a pisar la oficina de administración de Barcelona.

¿Considera que el estadio Monumental era una garantía para cubrir las deudas, como dijo Juan Alfredo Cuentas (vicepresidente financiero en la era de Cevallos)?

El estadio es sagrado, no puede ser comprometido de ninguna manera. Es algo ilógico.

¿En sus tiempos hubo situación parecida, con el club lleno de problemas?

No; sin embargo, yo entregué a Barcelona siendo bicampeón nacional. Estaba invicto y tenía todo para ser tricampeón, pero ocurrió que trajeron a un técnico con una filosofía del fútbol total que destrozó al equipo; lo hizo fleco. Eso ocurre cuando se hacen las cosas fuera de la lógica. Es cuando las instituciones se complican, se van al diablo. (D)

José Tamariz durante una entrevista en el 2018 con EL UNIVERSO