Un "iluminado" Pedro Ortiz, como lo denominó su ahora extécnico Fabián Bustos, fue la figura de Delfín en la tanda de penales (2-1) que decidió al nuevo e histórico monarca del fútbol ecuatoriano: Delfín Sporting Club. Un equipo que en el 2010 jugaba el campeonato provincial de Manabí con 8 jugadores y un delantero improvisado como arquero; y que ahora, con un gran trabajo institucional logró situarse en lo más alto del balompié nacional.