Sus históricos recuerdos con la selección de Argentina los está borrando el Alzheimer. José Luis Tata Brown, zaguero que marcó el primer gol en la final que la albiceleste superó (3-2) a Alemania Federal en México 1986, lucha contra la enfermedad neurodegenerativa. El calvario del ídolo de Estudiantes de La Plata inició la noche del pasado 24 de diciembre con  un brote psicótico.

Tata Brown, quien junto a Óscar Ruggeri conformaron el muro defensivo del DT Carlos Bilardo, se encuentra internado desde hace meses en un casa de salud “con casi ninguna conexión con el tiempo y el espacio”, reveló Florencia, su única hija. 

Ella, en una extensa entrevista con FM Grupo Tiempo Digital, de la ciudad de Ranchos, lugar donde nació su padre, acusó a su madrastra de haber vendido la medalla y la camiseta con la que su progenitor disputó la final hace 33 años.

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Uno de sus más valiosos tesoros era la camiseta -que se encontraba en el lugar más visible de su casa-. Le había hecho un agujero para sostener su brazo tras haber recibido un fuerte golpe en el hombro derecho; una historia que siempre recordaba, con orgullo, en cada entrevista que concedió.

“Cuando se conoce públicamente la enfermedad de mi papá en el mundo, cuando Diego Maradona hace un escrito. Juani (su hermano) recibió un mensaje de Inglaterra de una mujer que pregunta por la salud de papá y dice ser la compradora de la medalla y de la camiseta de campeón del mundo. Le vendió la medalla y la camiseta de campeón del mundo a mi padre, ¿lo podés entender?”, detalló.

“Su respuesta (de la madrastra) fue que papá había decidido vender la medalla y la camiseta cuando todavía estaba bien. ¿Vos pensás que le voy a creer? Lo único que hay de mi papá hoy es la camiseta de la semifinal (frente a Bélgica) que se la firmó a un amigo”, relató Florencia.

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Estuvo distanciada por las diferencias con la actual pareja del Tata. “Hasta hace un mes y medio la conocía, pero ya no. Ahora está internado, en una cama, no controla esfínteres (para hacer sus necesidades), pasa solo a una silla de ruedas de a ratos. No le veo momentos de conexión en espacio y tiempo y no tiene ningún tipo de independencia”, precisó.

“Me pregunta quién soy, o me dice que soy muy linda, pensando que es una mujer que lo va a visitar. Quizá el único momento de conexión es cuando le agarro la mano y le canto”, agregó.

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“Quiero que mi papá, los días que le quedan, los pase dignamente”, dijo Florencia. (D)