Emelec ha extraviado su identidad de fútbol. Al momento no encontramos jugadores de alto nivel que tanto se esperaba y tampoco hemos observado un plan de juego estable. Por todo aquello, en el duelo con Cruzeiro el DT Mariano Soso, irritado, gritaba y gesticulaba que hicieran control y rotación de pelota desde el inicio de la jugada, y los futbolistas hacían otra cosa.

Nos preguntamos si acaso no lo entienden o es que no existe la suficiente práctica en campo para que puedan memorizar la estrategia. Todo parece una paradoja porque tratándose de jugadores profesionales ellos ejemplifican el porqué de las críticas. Se puede decir que los refuerzos que con tanta inversión y entusiasmo se anunciaban como importantes aportes para conformar una gran plantilla hasta hoy solo son un gasto oneroso, comparado con sus rendimientos en cancha.

La mayoría de los jugadores ecuatorianos que llegaron a Emelec de sus aventuras en el exterior están demostrando que por algo ninguno de ellos alcanzó titularidad en sus equipos(hoy lo demuestran con sus rendimientos). Los jugadores foráneos tampoco han dado la talla y algunos de ellos ni siquiera son convocados a formar parte de la nómina del equipo.

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Razón tenía Mano Menezes, DT del Cruzeiro, cuando en una conversación con sus jugadores, en una improvisada charla técnica, les dijo que una de las principales dificultades fue tras recibir videos de partidos de su rival –Emelec–, lo llamativo era que ninguna alineación se parecía a otra. Partido a partido presentaba jugadores diferentes y otros en diversas posiciones.

Eso le había significado un dolor de cabeza. No identificaba con qué plan de juego se enfrentaría y exactamente eso sucedió; en este caso, para bien del DT brasileño. Emelec fue construyendo una telaraña donde quedó atrapado y por supuesto mucho ha tenido que ver la poca claridad que el técnico Soso tiene sobre la real capacidad y la utilización adecuada de sus futbolistas. Y lo peor, que hasta la fecha no ha podido implementar una estructura colectiva.

Los técnicos tienen la obligación también de que el jugador emocionalmente se encuentre en su mejor desempeño. Pero en Emelec es todo lo contrario; vemos a jugadores desalentados, ofuscados, presionados. Juegan con un nudo en la garganta, como si quisieran decir algo y callan; por eso Pedro Quiñónez, aprovechando su veteranía, con frases motivacionales, intentó descongestionar ese estado opresivo que tiene el plantel emelecista. Ni siquiera toda esa frase protocolaria y protectora a Soso, por parte del presidente de Emelec Nassib Neme, con las que le garantiza su continuidad sobre cualquier imprevisto, incluyendo la renuncia.

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Todas esas palabras, siendo solidarias y llenas de sensibilidad, podrían terminar siendo esas palmaditas que inicialmente se dan con fuerza, pero que cada vez se dan con menor intensidad porque saben que son ofrecidas en circunstancias coyunturales. El propio Neme, desde su suite, debió darse cuenta de que luego de terminado el partido el DT, evitando escuchar las expresiones de repudio de su hinchada, a paso veloz ingresó a la manga para incorporarse al prolongado silencio del camerino que provoca una pérdida.

El presidente de Emelec, en su vida dirigencial, debe haber tenido muchas experiencias similares a las que vive el Emelec por estos días; de ellas ha salido en algunas victoriosas. Sus más cercanos colaboradores dicen que él sabe reprimir sus molestias y tomar decisiones que muchas veces van más allá de lo que la mayoría aspira. Su teoría de que hay que tener paciencia, porque siendo amarga da frutos dulces, como decía Jean Rousseau.

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Pero también exacerba a otros que consideran que es mejor cortar el mal antes que adquiera peores proporciones y esas proporciones no solo son deportivas, sino que también podrían afectar la economía del club. Esto considerando que los premios de la Copa Libertadores 2019 reparten montos que van desde premiar al monarca, con una cantidad acumulada de $ 20’400.000, sin considerar lo que le representará participar en el Mundial de Clubes y la Recopa sudamericana. Tan solo por la participación en la fase de grupos el club recibe $ 1’000.000 por cada partido como local. Y los que clasifican a octavos seguirán sumando importantes ingresos monetarios.

Por esa razón, ser eliminado en esa fase significa un impacto también en lo presupuestario, situación que hoy sufre Barcelona, el rival de barrio, que por razones reglamentarias perdió toda opción de tener esos ingresos millonarios que hoy reparte la Conmebol en la Copa.

El riesgo que vive Emelec, y que está muy cerca de concretarse, en tanto en cuanto lo futbolístico, exhibido en el torneo nacional y en la Libertadores –donde genera muchas dudas– se agrava al conocer que brotes de indisciplina han vuelto a lo interno del club. Si es así, el peligro que corrió Emelec en abrir las puertas a jugadores con antecedentes de indisciplina le puede costar caro. Esto que comentamos se convertiría en un nuevo caso de irresponsabilidad del profesional (entre comillas) que no conoce lo que son los márgenes de respeto y la oportunidad brindada por un club de los pergaminos del Emelec.

Recuerdo perfectamente la entrevista a Eduardo Ñato García, en mi programa radial, a quien al indicarle que era un riesgo contratar al Travieso Paredes”, aunque estuviera bajo su égida de fe inculcándole religión, contestó que él se sentía capaz de hacerle entender al jugador sus deberes y obligaciones. El tiempo no le dio la razón al querido Ñato, porque el ‘hermanito’ Paredes” decidió seguir con su vida farandulera y García declinó en su meta.

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Existen muchos especialistas que expresan que en el fútbol no hay lógica. El periodista argentino Horacio Pagani, en un artículo para diario Clarín, explicaba que en el “fútbol no había lógica que (esto) podría esgrimirse por antecedentes, presunciones, pronósticos ni adivinanzas”. Desde mi punto de vista, desde esa exclusiva perspectiva elemental de las presunciones o adivinanzas estoy totalmente de acuerdo. Pero desde el razonamiento de los antecedentes, de la preparación, de la implementación, desde la inversión, del profesionalismo, el fútbol está lleno de lógica.

La productividad siempre tiene como elementos básicos la importancia del esfuerzo y los recursos empleados para obtenerlos. En el fútbol es igual. Si usted a un proyecto futbolístico le incluye un gran adiestrador y los jugadores adecuados y con nivel competitivo, la lógica dará que el porcentaje de éxito sea muy alto. En el caso tratado, que es del Club Sport Emelec, el DT Soso, con antecedentes interesantes en el balompié argentino y peruano, navega sin rumbo –en un mar de confusiones– en el ecuatoriano. Y sus jugadores no llegan al nivel esperado. Qué distantes en nivel están los refuerzos de la presente temporada, extranjeros y nacionales, al compararlos con Miler Bolaños, Ángel Mena, Fernando Gaybor, de hace pocos años. Y si recordamos a foráneos de la talla de Romanelly, Píriz, Calonga, Magri, Pibe Ortega, Raffo, Juárez, Graziani, Miori, etcétera, qué conclusiones sacamos.

 

Hoy, Emelec ha perdido su identidad futbolística. Solo el tiempo nos dirá si al presidente Neme le sirvió la paciencia o si los futbolistas responden en la cancha, de acuerdo a la magnitud de sus remuneraciones. Todo está por verse, pero lo único que es seguro es que el fútbol sí tiene lógica. (O)

 

La mayoría de los jugadores ecuatorianos que llegaron a Emelec de sus aventuras en el exterior demuestran que por algo ninguno de ellos alcanzó titularidad en sus respectivos equipos.