Cuando todo parecía que la Serie del Caribe se complicaba, apareció la solución en Panamá. Por segundo año consecutivo había sido designada la ciudad de Barquisimeto para que organice el torneo que reúne a los equipos campeones del béisbol profesional de México, República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela y Cuba.

Los conflictos socio-políticos que vive el hermano país de Venezuela y el aumento del nivel de tensiones provocaron que los equipos no quisieran asistir ni correr el riesgo de quedar atrapados en medio de una tormenta. Los países del caribe están acostumbrados a manejar todo tipo de crisis y mares agitados productos de la naturaleza. Han soportado huracanes, terremotos y malos gobiernos. Pero en búsqueda de la gloria deportiva estimaron que no valía la pena correr ningún riesgo.

En estas circunstancias y en medio de la incertidumbre surgieron dos países que solicitaron ser sede. Primero y muy rápidamente apareció la propuesta de México, que ya había realizado y con mucho éxito las series del 2017 y 2018, y también surgió el pedido de Panamá que quería ser organizador. En corto tiempo y sin espera, debido a que ya se abren los campos de entrenamiento de las grandes ligas, la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe le entregó la responsabilidad a la Ciudad de Panamá luego de 59 años.

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El béisbol panameño, igual que el colombiano, viene luchando por volver. Es oportuno recordar que los canaleros fueron uno de los cuatro países fundadores de esta competencia allá por el año 1949 cuando se produjo la primera edición en La Habana en medio de una gran fiesta de los carnavales ganada por Alacranes de Almendares.

Al año siguiente se jugó en San Juan y fue ganada por Carta Vieja de Panamá. Fue el 1971 cuando por muchos problemas económicos no pudieron mantener el torneo profesional local y fueron eliminados del circuito. En los últimos años vienen intentando el retorno. Ya está jugando campeonato profesional, pero no había respuestas de los organizadores y sucedió lo inesperado de la circunstancia y este incidente fue la jugada clave.

En esta edición participaron seis equipos, cuatro de ellos son debutantes: Los Leñadores de las Tunas como campeones de la serie nacional de Cuba, al derrotar con 4 triunfos sobre 1 a Villa Clara. Cangrejeros de Santurce que barrieron 4-0 a los Indios de Mayagüez. Los Charros de Jalisco, líderes de México, al eliminar 4x1 a los Yaquis de Ciudad Obregón; la primera incursión de las Estrellas Orientales de San Pedro de Macorís, cuna de famosos peloteros de República Dominicana, que dejaron en el camino con 5x1 a los Toros del Este. Los Cardenales de Lara superaron en cuatro encuentros y una sola derrota a los Leones del Caracas. Los caraquistas jugaron los últimos choques sin los peloteros importados porque abandonaron apresurados Venezuela y se dice que fueron obligados a realizar los últimos encuentros ante la amenaza de cárcel si no se presentaban a jugar, especialmente el 23 de enero, y finalmente los anfitriones Toros de Herrera quedaron campeones de Panamá al doblegar en tres desafíos contra uno a las Águilas Metropolitanas.

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Se jugó en el estadio Rod Carew, que tiene capacidad para 27.000 fanáticos, cuenta con 660 asientos para la prensa, 66 cabinas de transmisión radial y 6 plataformas para televisión. Escenario de los torneos nacionales de mayores, juveniles y profesionales. Ha sido testigo de los Juegos Centroamericanos, torneos preolímpicos, mundiales y además se está restaurando el Juan Demóstenes Arosemena.

Rod Carew nació en Gatún, zona del canal. En las Grandes Ligas tuvo brillante accionar al conquistar siete veces el título de Mejor bateador, una carrera brillante con los Mellizos de Minnesota y los Angelitos de Los Ángeles. Fue Jugador Más Valioso en 1977 y elegido al Salón de la Fama en 1991, y su uniforme el N° 29 fue retirado del uso en sus dos equipos.

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Esta vez los equipos fueron divididos en dos grupos: en el A estuvieron Cuba, México y Venezuela, y en el B, Puerto Rico, República Dominicana y Panamá. Se jugó doble rueda y los líderes de cada grupo tuvieron un solo partido para definir al campeón. Los cubanos clasificaron primero en el grupo A y Panamá en el B. En el choque final los Toros de Herrera de los canaleros doblegaron en otro gran duelo por pizarra de 3x1 a los cubanos.

Para la ceremonia del primer lanzamiento estuvo nada menos que Mariano Rivera, tremendo honor para tan ilustre panameño que hace muy pocos días fue elegido de manera unánime para ser instalado en el Salón de la Fama. Fue un momento de mucha significación y emociones. El regreso a su país envuelto en la gloria de la inmortalidad.

La asistencia del público estaba aceptable, aumentaba cuando jugaban los Cardenales que cuentan con el apoyo de muchos emigrantes venezolanos y cuando se presentaron los Toros que debutaron con gran triunfo 4x2 sobre las Estrellas Orientales, uno de los favoritos para llevarse la serie.

En la tercera jornada los panameños en una gran levantada cambiaron una segura derrota en un triunfo espectacular de 8x7 sobre los Cangrejeros de Santurce. Los boricuas ganaban 6x1 cuando llegó la rebelión de los canaleros en los dos últimos episodios. La carrera de la victoria impulsada con hit de Allen Córdova.

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Un encuentro para el aplauso fue el triunfo de los Cardenales de Lara de 1x0 sobre los Leñadores. Gran duelo de lanzadores. La carrera de la victoria llegó en jugada de “pisa y correo” con un elevado sacrificio en el “séptimo de la suerte”.

Cuando el jardinero central de los canaleros, Rodrigo Orozco, atrapó un elevado del cuarto bate antillano, Alfredo Despaingne, se consumó el último out del torneo que quedó escrito en la historia que Panamá salvó y también ganó con muchos méritos la Serie del Caribe del 2019 después de sesenta y nueve años. (O)

 

Los conflictos socio-políticos que vive el hermano país de Venezuela y el aumento del nivel de tensiones provocaron que los equipos no quisieran asistir ni correr riesgo allí."