Esta es mi última columna del año y el recuerdo de lo ocurrido en los días transcurridos produce una irremediable nostalgia. Quedan en la memoria días felices y momentos aciagos, entre ellos los de la despedida de grandes y queridos amigos: Elmo Cura Suárez, un monumento deportivo que fue campeón grancolombiano y bolivariano de saltos e introductor de la gimnasia olímpica y el hockey en patines; Carlitos Maestrito Flores, crack de Chacarita Juniors, Everest y Norteamérica, que fue campeón nacional con el antiguo Ciclón Rojo; Pepe Hidrovo y Nelson Suárez, ganadores de títulos internacionales en natación máster.

Rubén Banegas Mazzini, a quien conocí hace 62 años en Tenguel cuando Víctor Hugo Égüez, exnadador de Emelec, formó un equipo de natación con los chiquillos hijos de los empleados de la United Fruit al que me integraron para participar en dos triangulares con Tenis Club y Emelec; Jorge Vaca Peralta –entrañable compañero vicentino que destacó en las selecciones colegiales como implacable marcador de punta– y Arturito Rossi Alvarado, miembros de la selección vicentina de fútbol y ajedrez, respectivamente, y compañeros de aulas y de promoción.

Son muchos más que a esta hora del balance se escurren en el resumen acongojado de lo que perdimos en el 2018.

Publicidad

Ha sido un año de luchas cruentas contra la negligencia y la corrupción en los medios deportivos. Contra el acaparamiento estatal de todas las funciones deportivas en las que lo único que vale es la obsecuencia hacia el Gobierno, una peste que fue instaurada cuando ejercía el Ministerio del Deporte el actual presidente de Barcelona Sporting Club.

La idea de crear una cartera de Estado que se ocupara de la planificación, del desarrollo y el progreso deportivo sucumbió ante la voracidad de la tiranía por acaparar el manejo del deporte, uno de los pocos segmentos de la vida en sociedad en el que no había clavado sus garras el monstruo autocrático. ¿Fracasó el ministerio como idea redentora para sacar el deporte de la esfera burocrática del Ministerio de Educación? Sostengo que no. Fracasaron los ministros por ignorancia de la administración deportiva, por codicia y malas artes (como el caso Comecheques), por obsecuencia ante las órdenes del partido gobernante (caso de la intervención de 40 federaciones ecuatorianas para apoderarse del Comité Olímpico Ecuatoriano, que era presidido por un dirigente de prestigio y experimentado como Danilo Carrera Drouet. El ministro Cevallos y su aliado Alejandro Blanco, el delegado del Comité Olímpico Internacional, pusieron una directiva subalterna a los intereses gobiernistas presidida por –nada menos que– el viceministro del Deporte.

El español Blanco se presentó en el país con el título de ‘doctor’. A su regreso a España se denunció que su tesis era producto de un plagio. Esa era la moral imperante entre el ministro –llevado a su alta función por haber atajado tres penales– y el ‘doctor’ Alejandro Blanco.

Publicidad

En el portal Plagios encontramos esta perla: “Al iniciar el 2013, la Universidad de Vigo despierta el año con un nuevo caso de denuncia de plagio. El director del Comité Olímpico Español –COE–, Alejandro Blanco Bravo, exdeportista judoca, fue denunciado de plagiar su tesis doctoral titulada ‘Análisis socio-deportivo del equipo olímpico español en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008”, que fue presentada en marzo 19 de 2012 ante el programa de doctorado de la Universidad de Vigo (España). Alejandro Blanco Bravo es el presidente de la candidatura olímpica Madrid 2020”.

A la voracidad burocrática del Gobierno correísta contribuyó de modo decisivo la llamada Ley del Deporte, un engendro de ‘expertos’ cubanos, venezolanos y tecnócratas quiteños, puesta en vigencia en 2010. La enrevesada y perversa ley fue aprobada en la Asamblea Nacional casi sin discusión, como era usual durante el régimen que feneció.

Publicidad

El zarpazo era evidente apenas leer los primeros artículos de la Ley. El voluntariado deportivo –dirigentes con antecedentes en el deporte activo, con preparación administrativa y larga experiencia– era reemplazado por gente inexperta, ávida de figuración, sin antecedente deportivo, con solo un carné de afiliación al grupo gobernante.

Hace siete años que agoniza el deporte de Guayas. Los grandes y exitosos planes, casi sin dinero, que forjaron Manuel Seminario, Augusto Jijón Terán, Voltaire Paladines, Juvenal Sáenz, Alberto Vallarino, César Muñoz Vicuña, pasaron a la historia. Sus lugares pasaron a ser ocupados por solemnes desconocidos extraídos de las centrales políticas de Alianza PAIS. Ya no eran los clubes, asociaciones y comités los que elegían a los dirigentes federativos. Hoy el directorio de la Federación Deportiva del Guayas lo conforman un delegado del Ministerio de Salud, uno por los alcaldes, dos por la Secretaría del Deporte, uno por los deportistas y dos por la Asamblea de la Federación. Estos últimos pertenecen a la mayoría burocrático-política. Apenas un representante de los deportistas en el directorio.

En 2007 se eligió presidente de la Federación a Pierina Correa Delgado, quien, para casualidad, era –y es– hermana de quien era el dueño del país y delegada del Ministerio de Salud. ¿Quién iba a oponerse a una candidata con semejante currículum si por votar en contra le iban a echar encima a la Secretaría de Inteligencia o el SRI? Hoy, dejando tras de sí los despojos del antes glorioso deporte de Guayas, Pierina Correa va tras la Prefectura de Guayas. La pregunta que se hace la ciudadanía es: si el manejo federativo ha resultado demasiado grande para sus aptitudes políticas e intelectuales de exvoleibolista, ¿qué podría pasar con las necesidades de la provincia y su presupuesto millonario?

No es un scketch de La Escuelita Cómica del Maestro Lechuga, pero los diarios han informado que la hermana del expresidente ha solicitado licencia para emprender su campaña política y que siguiendo el orden de sucesión, le toca el turno al segundo vicepresidente de la Federación que es Marco Chica, representante de los alcaldes del Guayas. ¿Podrá alguien informarnos qué deporte practicó don Chica y cuánta preparación ha adquirido en sus estudios de administración, dirección y organización deportiva?

Publicidad

Alguien, algunos exdeportistas y exdirigentes, deportistas masters, exdirigentes de clubes con respaldo moral debieran formar un Observatorio de la Política Deportiva para monitorear estos dislates y hacerlos públicos. Hay personas capaces y honorables con larga experiencia deportiva que pueden rescatar no solo a la Federación Deportiva del Guayas, sino también a la histórica Federación Deportiva Nacional del Ecuador, al Comité Olímpico Nacional, al mismo Barcelona que ya casi se queda sin dirigentes, pues la mayoría ha preferido poner pies en polvorosa para resguardarse de ulteriores responsabilidades.

Lo primero que debe hacerse el primer día del 2019 es autoconvocarse los exdirigentes y exdeportistas ecuatorianos decentes, integrar el Observatorio que será una especie de Contraloría Deportiva y empezar la elaboración de una nueva Ley del Deporte que rescate esta actividad de los burócratas nacionales y extranjeros y la devuelva al voluntariado. (O)