Empecemos por el nombre: The Best es sin duda un acto fallido de la FIFA. Debido a su separación de France Football se imposibilitó de utilizar “Balón de Oro”, fantástica marca que es propiedad de la revista francesa. Y buscó uno nuevo. Pero debió pensar en algo más universal, que no esté emparentado con un solo idioma y que no necesariamente deba ser traducido. Algo genérico como Spartak, Olimpus, Primus, Magnus… Debe haber mil mejores. Un nombre que simbolice la excelencia, la proeza, la magnificencia. The Best no tiene gancho y costará imponerlo.

También la decisión de despegarse de France Football conlleva que todo el mundo hable del Balón de Oro cuando en realidad desea referirse al premio de la FIFA, que es The Best. En una jugada inteligente, FIFA anticipó su premio para septiembre, en tanto France Football entrega el suyo en diciembre. Le robó con ello un trozo importante de interés y repercusión, pero sucede que la gente se queda esperando el “Balón”, porque esa es la denominación que consagra. Nadie habla del The Best y sí del Balón de Oro, siendo aquel el más relevante.

Pues bien, el The Best ya está en proceso de elección. Será entregado el próximo 24 de septiembre en Londres. Por él votan en partes iguales los entrenadores de selecciones nacionales (25%), los capitanes de las mismas (25%), un número similar de periodistas entre los que se encuentra este cronista (25%) y los votos del público vía internet (25%). Se elige al ganador por lo realizado entre el 3 julio de 2017 y el 15 de julio de 2018.

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Hubo un cambio con relación a las ediciones anteriores: ya no se confecciona una lista previa de 23 aspirantes sino de apenas 10. Ayer se divulgó y vale reconocer que los diez son irreprochables; no puede haber discusión: Cristiano Ronaldo, De Bruyne, Griezmann, Hazard, Harry Kane, Mbappé, Messi, Modric, Salah y Varane. Todos con enormes méritos acumulados a lo largo de la temporada. Lo que no se puede hacer es darle el Balón de Oro anual a un futbolista porque hizo un gol en la final del mundo, como pretendieron casi desesperadamente en España con Iniesta, que disputó un mundial apenas discreto en 2010, pero marcó el gol ante Holanda. O a Gotze, un buen jugador que señaló el histórico –y hermosísimo– tanto con el que Alemania venció a Argentina en Brasil 2014. Pero no fue el mejor futbolista del año ni en sueños.

La sorpresa, mayúscula, es la ausencia de Neymar entre esos diez nombres. No lo merecía por su producción en el año, pero resultó inesperado, pues siempre termina influyendo su impresionante bombardeo mediático. Que no figure entre una decena de candidatos es un gigantesco desencanto para quien ha exigido en su club hasta patear los penales y los tiros libres por decreto del dueño del club y por encima del compañero que los venía ejecutando. Lo llamativo es que en el panel de expertos que confeccionaron la lista había tres brasileños. La nómina de los electores: Sami al-Jaber (Arabia Saudita), Cha Bum-kun (Corea del Sur), Didier Drogba (Costa de Marfil), Kaká (Brasil), Wynton Rufer (Nueva Zelanda), Frank Lampard (Inglaterra), Lothar Matthaeus (Alemania), Fabio Capello (Italia), Carlos Alberto Parreira (Brasil), Alessandro Nesta (Itallia), Emmanuel Amunike (Nigeria), Ronaldo (Brasil), Andy Roxburgh (Escocia).

Kaká y Ronaldo son dos de los tantos (Pelé, Romario, Rivaldo, Cafú, Luiz Felipe Scolari…) que proclamaron a Neymar como el nuevo rey del fútbol y seguro heredero de Messi y Cristiano. Puede que lo sea en un futuro, no todavía. La prensa brasileña reaccionó con estupor a la noticia de que entre diez grandes cracks no estuviera Neymar. Les pareció imposible que fuera verdad. Sin embargo, el público brasileño que se expresa en las redes y en los foros de los medios lo tomó como un castigo por las actitudes del atacante del Paris Saint Germain. Hubo miles de comentarios y de cada diez, al menos ocho estuvieron de acuerdo en que no se lo incluyera. “Él merece un Óscar por sus actuaciones teatrales, pero ese premio lo da Hollywood, no la FIFA”, fue una de las tantas ironías en el mismo sentido.

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“¿Varane…?”, preguntó alguien en Twitter descalificando al zaguero francés. Varane levantó la Champions con el Real Madrid y ganó el Mundial en Rusia, en ambos casos con altísimo rendimiento y bajísimo perfil. Es decir, todo lo suyo pasa por el campo de juego, no por el márketing o la mediatización.

Y así todos. Cristiano ganó la Copa de Europa siendo artillero máximo (aunque desapareció en los últimos cuatro partidos) y mostrando una vigencia admirable. De Bruyne fue fenomenal en Bélgica y en el City (conquistó la Premier y la Copa de la Liga); Hazard dio cátedra en el Mundial y logró la Copa Inglesa para el Chelsea como el héroe de la final. Kane se consagró goleador de la Premier y del Mundial, alcanzando 52 anotaciones; Modric también tiene la Champions y llegó a la final del mundo con Croacia haciendo en lo personal un gran torneo. Salah, hasta la lesión que le ocasionó la llave de Sergio Ramos, era el gran candidato al oro, tuvo un año brillante con el Liverpool. Mbappé sumó dos títulos con el PSG y el Mundial con Francia, siendo la revelación de Rusia 2018 a los 19 años. Y Messi tuvo un rendimiento fantástico en el Barcelona, llevándolo a obtener Liga y Copa, además de ser Bota de Oro europeo. Su Mundial fue opaco, aunque dentro de un caótico proceso de la Selección Argentina. Igual, marcó el que, entendemos, fue el mejor gol del Mundial, a Nigeria.

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Dejamos expresamente para el final a Antoine Griezmann. Ha experimentado una evolución fantástica en su juego. De ser un buen puntero izquierdo en su origen en la Real Sociedad, Simeone (tremendo acierto) lo convirtió en 9 y no solo duplicó su cuota goleadora en un club con mayor exigencia, agigantó su dimensión futbolística. Y en este Mundial fue el esclarecido titiritero de Francia, conduciéndolo de la brida al título. Se retrasó quince metros del área y apareció su nueva versión de director de orquesta, ofreciéndose siempre como descarga y explotando la velocidad de Mbappé con pases precisos. Convirtió 4 goles en Rusia. Terminó con 37 anotaciones, 29 para Atlético de Madrid y 8 con Francia. Fue campeón de la Europa League marcando tantos decisivos en cuartos de final, semifinal y dos en la final. Y el plus de una zurda exquisita, porque la excelencia técnica también debe computarse, no todo debe ser goles o títulos. Nadie puede igualar su currículum en este curso 2017-2018.

Es la hora justa de que alguien corte la hegemonía de Cristiano y Messi. Si hay justicia y hay memoria, debe ser Griezmann quien lo haga. (O)

En una jugada inteligente, FIFA anticipó su premio para septiembre, en tanto France Football entrega el suyo en diciembre. Le robó con ello un trozo importante de interés y repercusión.