@mariocanessa

El Congreso ordinario de la FEF –que se dedicó más a escuchar informes y reformar el reglamento, tal cual lo habíamos advertido– no trató a fondo el tema de los horarios de los partidos. Tampoco tomó en cuenta la gravedad que implica la exposición a los rayos ultravioleta, ni reflexionó sobre los riesgos que los expertos en esos temas advierten pueden causar a los que participan en una programación, en este caso de fútbol, incluido el público. Solo conociendo los argumentos de los expositores, que se oponen a que se trate, nos daremos cuenta cómo se manejó el tema.

Por ejemplo, argumentan que es puro regionalismo y que lo único que intentan los clubes de Guayas es eliminar la costumbre de jugar al mediodía en la capital. Esta se convierte, desde ya, en una frase ‘distinguida’ por lo irresponsable y porque raya en la ignorancia y en el acomodo por las conveniencias de los que defienden las ventajas que representa jugar al mediodía, a pleno sol, y a 2.800 metros de altitud.

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Al menos se debió escuchar a la Comisión Médica de la FEF, que apoyada por opiniones de expertos dermatólogos u oncólogos demuestren que el tema no es un simple pretexto regionalista, sino que las estadísticas hablan de una causa de daños irreversibles a la piel, con altas probabilidades de desarrollar cáncer. A nosotros nos toca alertar, pero también hacer un nuevo llamado a la conciencia para que no se desplace a lo prudente por lo irresponsable.

El dirigente Esteban Paz ha mencionado: “Sobre esas quejas del Sol no hay que hacerse de los lloros de los argentinos y brasileños”. Me imagino que se refiere a la causa que los Futbolistas Argentinos Agremiados, con motivo de los partidos veraniegos, que detallaron los riesgos de la exposición al sol y a las altas temperaturas. Establecieron horarios para la disputa de esos partidos y consiguieron que entre el 17 de noviembre pasado y el 13 de marzo próximo no se realicen juegos de fútbol entre las 11:00 y las 17:00. Por lo que sabemos no se trató de “lloros”, sino de una exposición razonada de los riesgos. En cambio, por nuestras tierras, la Agremiación de Futbolistas, salida de escena para este tema, ha preferido hacer ‘mutis por el foro’.

Cada cual con su responsabilidad. Por ahora pesó más el voto mayoritario del Congreso ante una propuesta de la Asoguayas, pero lo que conozco es que quienes votaron por el triunfo de la tesis de seguir jugando a las 12:00 celebraron que por 14ª vez consecutiva truncaban esa vieja aspiración costeña de cambiar el famoso horario. Como anécdota, recuerdo que en 2012, cuando el estratega del club El Nacional, el ecuatoriano Sixto Vizuete declaró a un medio escrito capitalino que a él le gustaría jugar con los equipos de la Sierra a partir de las 16:00, para no afectar al futbolista con la intensidad del Sol y el gran esfuerzo que eso provoca, pero eso sí, contra los equipos de la Costa al mediodía para aprovechar la altura y el fuerte Sol.

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Bueno, si es así para qué pedir informes y estadísticas, ni tratarlo en Congreso alguno si todo pasa por el cálculo del más vivo, del astuto. Muy parecido a esas viejas mañas de poner pica pica en los vestuarios, o pintar los camerinos un día antes de la competencia, o lanzar fuegos artificiales y hacer escándalo con cánticos en las concentraciones para que no descanse el rival. En ese mundo todo vale. Lo que importa es disminuir al rival a costa de lo que sea. Siempre es bueno recordar que el fair play no es solo la exigencia de un comportamiento leal, sincero, correcto, fraterno hacia el contrincante en una cancha de fútbol. El juego limpio también debe ser dirigencial legislando para crear normas justas y conseguir una competencia razonable y preventiva.

Cuando Barcelona saltó a la cancha del estadio Atahualpa, el 22 de octubre pasado (foto), y sus jugadores mostraron una pancarta que decía: “¡Cuidemos nuestra salud! Jugar con extrema radiación solar a las 12:00 es un riesgo para nuestra salud y la de los espectadores”, cierta prensa de Quito repitió que esa protesta era otra movida más de los equipos de Guayas para evitar jugar a las 12:00. Y como complemento a ese discurso absurdo, un alto funcionario de AFNA sentenció: “Hemos dado la libertad de expresión para que Barcelona muestre la pancarta, pero no tiene espacio porque los horarios obedecen al peso del reglamento y ahí en el Congreso veremos si tienen los votos”. Al final el gerente de AFNA, Nicolás Vega, lo advirtió y lo consiguió, porque por el peso de los votos ganó su tesis en el Congreso.

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Algunos dirigentes, con el fin de exculparse a última hora, han recomendado que siendo un tema para que hablen los especialistas, que se averigüe si esos rayos son tan molestosos como lo pintan ciertos periodistas. Si es así les evito tanta molestia y me permito incluir la opinión del doctor Enrique Úraga Peña, destacado científico ecuatoriano, quien nos da su versión sobre el tema en mención.

“Una persona que hace actividades al aire libre, sea por su trabajo, por deporte, o por hobby, va a tener amplias probabilidades de tener cáncer de piel mediano o grave. Y es que entre las 10:00 y 16:00 son las horas en que debemos evitar exposiciones prolongadas (al sol). Por lo tanto, debemos decirles que no entrenen a esa hora, no jueguen a esa hora. Ustedes tienen desde las 08:00 hasta las 10:00 para entrenar en la mañana y pueden volver a hacerlo después de las 16:00, o en la noche y por supuesto jugar (en esos horarios)”. Para qué más. A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Y como dice el poeta árabe Mahmud Darwish, en su libro Memoria para el olvido, cuando no se consideran las razones y se imponen los intereses, se pueden provocar “llagas del subconsciente que la conciencia no cierra”. Allá con los que se hacen de la vista gorda sobre el tema. Al menos algunos no. Nos preguntamos ¿existe en el fútbol ecuatoriano suficiente olvido para poder olvidar? (O)