Cuando me correspondió actuar en los congresos, tanto ordinarios como extraordinarios de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, en mi calidad de dirigente representando a El Oro, o como miembro de la llamada Comisión Nacional, o integrante del directorio de la FEF –hace más de 30 años–, y en la última década como delegado de River Ecuador, asistí a varios que significaron eventos que trascendieron por el nivel de la discusión. Recuerdo la gestión activa de fiscalización que tenían los congresos para juzgar la actuación de directores o miembros de comisiones.
Tengo presente que por los años 80 el Congreso Extraordinario se realizó en Machala, para juzgar a tres miembros de la Comisión Nacional de Fútbol, por una decisión que se había tomado y que fue cuestionada, porque el tribunal que yo conformaba decidió, por sentido de justicia antes que el de la legalidad, que las discusiones fueran conceptuales. Terminó primando la resolución del tribunal. Ese evento oxigenó las estructuras del balompié ecuatoriano de ese entonces porque le dio jerarquía a la Comisión Nacional de Fútbol, que consiguió la convalidación de su resolución.
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Otro hecho importante que recuerdo, por haber sido el proponente de la moción, consistía en la creación de la Liga Profesional de Fútbol, propuesta que fue aprobada por unanimidad y que misteriosamente reposa más de dos años en algún escritorio de la FEF. Así se postergó la reorganización institucional que dividía las funciones, las responsabilidades y los poderes, instituyendo organismos que se encarguen de los certámenes nacionales y que la FEF se dedique al funcionamiento de la representación internacional, más todas las selecciones de nuestro fútbol.
Salvo honrosas excepciones, no recuerdo sucesos que hayan trascendido, congresos que hayan propuesto modificar las estructuras caducas donde reposa nuestro fútbol. La mayoría de los casos se han limitado a conocer y aprobar los informes de tesoreros, de las diversas comisiones, el informe del presidente y las reformas a los reglamentos, y otras tareas cumplidas. Y por supuesto, en las últimas oportunidades, las reelecciones terminaron siendo un fiasco, cuando se conoció la trama de la corrupción.
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La creación de la Liga Profesional de Fútbol, propuesta que fue aprobada por unanimidad, reposa misteriosamente más de dos años en algún escritorio de la FEF.
Es justo reconocer que la FEF, como organismo, en su corporativismo ha rediseñado su estructura funcional interna. Y obligados por el manto de corrupción que cubrió a muchas federaciones nacionales, incluyendo la nuestra, se crearon y fortalecieron departamentos de auditorías, comisiones de licencia de funcionamiento, de investigación. La mayoría por exigencias de una debilitada FIFA, que aspira a enjuagar en algo su rostro pecaminoso, tal cual quedó luego de conocerse el FIFAgate.
Pero es justo y necesario endilgar a los últimos congresos de fútbol la indiferencia que han tenido al tratar temas cruciales que aquí me permito recordarlos. 1) Existiendo versiones oficiales sobre los pronunciamientos de la Fiscalía estadounidense en el caso del expresidente de la FEF, pregunto si se hicieron conocer acaso los informes sobre dicha investigación. Y sobre el pronunciamiento de la justicia ecuatoriana, al final qué mismo sucedió con la auditoría forense que el actual directorio encargó realizar dentro de la FEF.
2) Indispensable era poner en conocimiento de los congresistas los detalles sobre la convocatoria a concurso público de la concesión de los derechos de transmisión del campeonato nacional. Saber quiénes participaron, las circunstancias en que GolTV fue adjudicada como ganadora y lo más importante, el pronunciamiento, la convalidación y la aprobación de los clubes y asociaciones provinciales sobre dicho concurso. Y de ser así que ratifiquen la decisión y el procedimiento utilizado por el directorio para escoger la oferta que haya convenido a los intereses de nuestro fútbol.
3) El pronunciamiento del congreso en autorizar o no para que sea el actual directorio quien contrate el nuevo cuerpo técnico de la Selección que trabajará para preparar las próximas eliminatorias al Mundial de Catar, considerando que el actual directorio termina sus funciones finalizando el presente año.
4) Tratar el caso de los Niños con bigotes, tema neurálgico que tantos momentos vergonzosos nos ha hecho pasar y que el director de la Comisión de Investigación, coronel Jaime Jara, ha denunciado públicamente que existen cientos de casos de adulteración. Y según él, estarían involucrados dirigentes y clubes del país. Además, el coronel Jara critica a los organismos deportivos encargados de sancionar por haber impuesto penas insignificantes que no se equiparan con el daño que ha producido el delito comprobado.
5) El congreso debió conocer si la reciente Lotería Deportiva incluye al balompié profesional y si no es así, como estoy seguro, por qué no se creó en su oportunidad. O si es factible crear una destinada exclusivamente al fútbol nacional, considerando que siendo técnicamente y transparentemente administrada, se constituiría en una fuente de ingresos importantes para nuestro fútbol.
6) Otro tema de singular importancia es el de los horarios utilizados para jugar el campeonato. Ni se toman en cuenta los preocupantes informes científicos que hablan de los riesgos a la exposición a los rayos ultravioletas, justo en las horas que más usa el fútbol ecuatoriano en sus programaciones.
En fin, ahí algunos temas más que debieron incluirse en la agenda para su tratamiento. Aunque en los corrillos de los congresos también muchas veces se piensa en la famosa frase Laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar) del fisiócrata francés Vincent de Gournay en el siglo XVIII, que considera que en momentos estratégicos que reviste de importancia, la finalidad es no generar más ruido del que ya existe, o porque no.
También hay que pensar y recordar esa palabra que está de moda y que termina siendo una verdadera epidemia de la sociedad actual, la procrastinación, que consiste en postergar el tratamiento de temas importantes y reemplazarlos por otros irrelevantes. Qué podemos decir si en el quehacer político lo vemos todos los días, porque no se podría adjudicar esa licencia la FEF, el máximo organismo de nuestro fútbol. (O)