José Pekerman carraspeó y se pidió un cafecito, Tite una caipirinha, Ricardo Gareca un pisquito y el Maestro Tabárez champán… Estaban satisfechos, distendidos, no digamos felices. Los que salieron apretando muelas y con mal sabor de boca fueron Jorge Sampaoli y Juan Carlos Osorio. Cuando llegaron al bar del Kremlim ya estaba cerrado. Deberán caminar descalzos por un sendero de brasas. Les tocaron, posiblemente, los dos grupos más cruentos del Mundial. En el caso de Osorio (México) no solo se las verá con Corea del Sur y Suecia, dos incordios, sino que además debutará contra Alemania, un estreno que, o es para la historia, o te deja fuera de carrera. Con un antecedente negro: el pasado 29 de junio, por la semifinal de la Copa Confederaciones, Alemania goleó 4-1 a México con amplia superioridad. Lo arrasó. Puede haber un complejo allí…

Por fin se realizó el promocionado sorteo del Mundial en Moscú, por cierto impecable, sencillo y breve. Y predecible. Más que nada un encuentro de gala interesante para hacer contactos e intercambiar tarjetas, porque la presencia de un entrenador en el lugar no tiene la menor relevancia. No puede influir en nada. El Maestro Tabárez fue el único técnico ausente y es el más contento de los 32: Uruguay cayó en un grupo hermoso: el A, con Rusia (en el puesto más bajo del ranking, 65º), Arabia Saudita (63º) y Egipto (31º). Y estaba tomando mate en su casa de Montevideo, en pantuflas.

Rusia 2018 ya tiene todo: fecha, sedes, partidos y rivales. Ahora solo falta un “detalle”: jugar. Desde luego, hay grupos más duros y otros más amables, pero en el fútbol moderno no existen más equipos fáciles. Aquellos Yugoslavia 9, Zaire 0, o Hungría 10, El Salvador 1 son pinturas del pasado. Por suerte. Si el de Uruguay es el grupo de la suerte, el de Alemania es el de la muerte, aunque no para Alemania, para los otros. En lo previo, México lo sufrirá más que otros por el antecedente citado y porque se topará en primer turno y ahí se juega casi todas sus fichas. A propósito de ello, recordamos una charla con Luiz Felipe Scolari. En la intimidad, contó: “Para ganar un Mundial, un paso importante es ser primero en el grupo, porque luego se transita un camino menos espinoso. Y para esto es decisivo ganar en el estreno”.

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El sorteo fue transparente, sin misterios. Al menos eso pareció. Mucha gente –y una gruesa porción del periodismo– adora pensar que hay arreglos, que las bolas frías y calientes, que Blatter (perdón, que Infantino…), que Putin ya cocinaron todo. Pero, modestamente, tal vez con cierto candor, preferimos creer que todo fue cristalino y el sorteo salió como salió. Es imposible sospechar que personalidades como Gary Lineker, Laurent Blanc, Diego Forlan, Puyol y demás se presten a componendas. Pero a una buena porción del público la seduce la trastienda, el rumor. Aparte, no podía haber sorpresas mayúsculas; los ocho cabezas de serie ya se conocían, se sabe que no pueden compartir grupo selecciones de la misma confederación excepto Europa, puesto que son 14 equipos y hay ocho zonas. Y los cabezas de serie surgen del ranking mundial, cuyo ordenamiento no es ponderativo, lo determinan los resultados. Por esa cuestión del ranking mundial se coló Polonia como cabeza del grupo H.

Todos temblaban de solo pensar que pudiera caerles España en su zona. Pues le cayó a Portugal y promete ser “el” partido de la fase de grupos. Reeditarán el juego de Sudáfrica 2010, cuando España se impuso 1-0 con gol de Villa. El partido tendrá su morbo, pues Cristiano Ronaldo deberá enfrentar a sus compañeros del Real Madrid: Sergio Ramos, Nacho, Isco, Asensio, y a los barcelonistas Piqué, Iniesta, Busquets, Jordi Alba. Sus compañeros y sus grandes rivales, juntos contra él. Será extraño para el divo.

Colombia puede aspirar a ganar su serie, como en el 2014. Otra vez integrará un grupo amable, aunque pensamos que Polonia y Senegal son mejores que aquella vez Grecia y Costa de Marfil. Incluso Japón debería crecer en relación al torneo anterior. Para muchos, Senegal es el mejor equipo africano del momento. A Argentina le cayó una bolilla pesada: Islandia, Croacia y Nigeria. Islandia, es sabido, eliminó a Inglaterra de la Eurocopa el año pasado en octavos de final. Inglaterra con todas sus figuras (Harry Kane, Dele Alli, Rooney, Sterling, Jamie Vardy, Gary Cahill). Y empató con Portugal, que sería el campeón. Son vikingos, no son pueblos vencidos. Tienen autoestima alta. Que una isla de 331.000 habitantes sea país soberano habla bien de ellos. Además, es un partido trampa: si se gana, no es ningún mérito; si se pierde, es una catástrofe.

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Y Argentina arranca con ellos. Suscribimos la frase de Jorge Valdano: “Debutar contra Islandia es una piedra”. Luego viene la Croacia de Modric, Kovacic (los dos del Real Madrid), Rakitic (Barcelona), Mandzukic (Juventus), Perisic, Brozovic (ambos del Inter), Subasic (Mónaco), Lovren (Liverpool), Vrsaljko (Atlético de Madrid), Kalinic (Milan)… Y cierra con Nigeria, que hace veinte días le ganó 4-2 tras ir perdiendo 2-0.

Diego Maradona, uno de los que extraían las bolas, eligió un púlpito inadecuado para mandarle un palo a Sampaoli. Le preguntaron cómo veía el sorteo para su selección; respondió: “Accesible, pero Argentina debe mejorar porque juega muy mal”. Como muchos eran rusos, otros árabes, otros japoneses, tal vez no captaron, pero Sampaoli se la devolvió de bote pronto: “Lo único que le puedo decir al hincha es que vamos a poner muy arriba la bandera del país y que podemos tener muchas ilusiones. Sé que tengo al mejor de la historia (por Lionel Messi) y eso es un aval más. Aparte, nos sacamos la mochila de la clasificación”. Al ángulo.

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Hoy asoman cuatro grandes favoritos, en este orden: Brasil, Alemania, España, Francia. El primero atraviesa un estado de gracia. El segundo es orden, confiabilidad, jugadores, esquema. España lleva a las figuras de los clubes más fuertes del mundo: Barcelona, Real Madrid, Atlético, los dos Manchester, Chelsea… Y Francia, porque tiene dos docenas de jugadores de inmenso talento, muchos de ellos jóvenes: Lloris, Sidibé, Varane, Kimpembe, Umtiti, Kurzawa, Kanté, Rabiot, Tolisso, Lemar, Griezmann, Lacazette, Mbappé, Giroud… La lista es extensa y riquísima.

Otra selección de la que debemos esperar mucho es Bélgica, un facsímil de Francia en cuanto a cantidad de nombres con brillo. Courtois, Hazard, De Bruyne, Lukaku, Meunier, Kompany, Mertens, Yannink Carrasco, Vertonghen, Alderweireld, Mousa Dembélé, Nainggolan, Batshuayi… ¡Tantos nombres de ligas grandes…! Veremos si el corazón político de la Unión Europea puede llegar a ser también su corazón futbolístico.

Tenemos, si se le permite al cronista una apuesta, el deseo de poner una ficha a Inglaterra por primera vez. Por Harry Kane, por Dele Alli, por Sterling, por tantos jóvenes prometedores. Y está Argentina también, por Messi, ese genio que tira solo del carro y aunque el carro se empantana, él sigue igual haciendo fuerza. Veremos si en estos meses Sampaoli logra darle una fisonomía a ese mal equipo que vimos en la eliminatoria. Es un gran laborioso Sampaoli, quiere un equipo que por fin coopere con el genio, lastimosamente no parece tener muy buen gusto a la hora de elegir jugadores el DT.

Un dato para tener en cuenta y que puede abrir diversas puertas: dado que el sorteo les deparó grupos vecinos, hay altas chances de que Brasil y Alemania se topen en cuartos de final. Si ganan sus grupos, desde luego, pero es lo menos que cabe pensar. Y si uno de los dos cae, crecen las chances de otros.

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Como siempre decimos, son todas especulaciones que pueden terminar en el canasto. Este es el sorteo, la verdad estará en el verde césped a partir del 14 de junio. (O)

El sorteo fue transparente, sin misterios. Al menos eso pareció. Mucha gente –y una gruesa porción del periodismo– adora pensar que hay arreglos, que ya cocinaron todo.