‘Vergogna’, ‘Apocalipsis’, ‘Drama’, ‘Vayan a trabajar’, ‘Buffon se queda sin el récord de su sexto Mundial’, ‘Italia fuera de un Mundial por primera vez en sesenta años’… Los titulares de los que se salvó Argentina hicieron blanco en Italia: Rusia queda chueca, le faltará un campeón del mundo. Sucedió algo previsible: en notoria declinación futbolística desde hace tiempo, Italia fue eliminada por Suecia y el país, tan adepto al tremendismo, está de luto: “Porca miseria, todos irán a Rusia menos nosotros”.

Pero no es tan grave, dentro de nueve meses habrá terminado la Copa y nadie recordará el episodio, apenas será una estadística. El periodismo internacional se lamenta por esta pérdida “por todo lo que representa Italia históricamente para el fútbol”. Pero un equipo que empata con Macedonia de local y pierde ante esta Suecia cinco puntos sobre seis no está para aportar novedades a un Mundial, salvo su nombre, sus pergaminos. Y menos para ofrecer espectáculo. Italia jamás tuvo compromiso con el juego. En ese sentido no caben llantos.

Italia es el primer campeón eliminado de un Mundial desde 1998, cuando la Copa pasó de 24 a 32 equipos, lo que favoreció la presencia de las grandes potencias. La moraleja es que el fútbol está muy igualado y la historia no juega: clasificó Islandia y quedó marginada Italia, un golpe a la historia.

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Le ganó un rival discretísimo, una Suecia obrera, que hizo extraordinariamente bien lo mínimo, un gol en casa y a cuidarlo con la vida afuera. Gol afortunado, además, con un rebote en De Rossi que descolocó a Buffon. En los 192 minutos que jugaron, con tiempo adicionado incluido, Suecia no remató más de tres veces al arco de Buffon. Le sustrajo del bolsillo a Italia su fórmula secular: el catenaccio. Con ella le ganó. Tuvo casi insignificantes intentos ofensivos como local hasta el minuto 61 en que se puso en ventaja. Desde ahí se situó en las postrimerías de su arco, a resistir. Y en Milán no anduvo con sutilezas ni disimulos: metió toda la tropa atrás y a aguantar el cero.

En ese esquema ultradefensivo sobresalió con perfiles heroicos el zaguero y capitán Andreas Granqvist. Sacó todo, de arriba y de abajo, contagió a su gente, salvó dos goles que parecían hechos en el partido de vuelta, pero sobre todo una actitud fenomenal: un prospecto de cómo se juega con la camiseta nacional. Todavía le debe doler la cabeza de la cantidad de centros que rechazó. Lo ayudó su colega de zaga Victor Lindelöf, reciente incorporación del Manchester United. Suecia son ellos dos, un “10” interesante, Emil Forsberg, que actúa en la revelación de la Bundesliga, el Leipzig, y ocho soldados desconocidos que aportan entrega. Con tan poco, Suecia eliminó a Italia. Y con el mismo método con que eliminaron a la Argentina de Bielsa en la primera fase del Mundial 2002: la resistencia defensiva.

Cuidado: Italia no perdió con Albania o Macedonia, esta Suecia no es muy agraciada ni le sobran figuras, pero clasificó a doce mundiales (con este), tiene un subcampeonato, dos terceros puestos, un cuarto. O sea, posee una tradición. Y si medimos por el grado de obstáculo, Suecia tiene más méritos que muchos. Le tocó una zona durísima, compartida con Francia y Holanda. A Francia le ganó de local (2-1) y se aseguró la repesca dejando atrás a Holanda. Ninguna otra selección europea debió enfrentar a dos campeones y un subcampeón del mundo. Son nórdicos, tienen carácter. Solo hay que mirar cómo viven.

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Ahora surgirá el debate sobre si debe volver Zlatan Ibrahimovic. El personalísimo delantero renunció a su selección tras la Eurocopa 2016. No aportó para esta clasificación, aunque es indudable que si se recupera de su lesión, fortalecería al equipo. ¿Querrá volver…? ¿Aceptará el grupo actual que vuelva…?

El Mundial comenzó a peligrar para Italia en el sorteo de la eliminatoria, cuando coincidió en el grupo con España. El poderío ibérico permitía pensar que ganaría la zona y que la Azzurra podía entrar segunda, lo que la obligaba al repechaje. Y en el sorteo del repechaje las alertas aumentaron, pues en lugar de Grecia, Suiza o las Irlandas, le tocó Suecia. Además, la repesca son dos partidos a eliminación directa, sin tiempo de corregir, puede pasar cualquier cosa.

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Italia mereció mejor suerte en Milán, empujó, generó, en juego no fue menos que Suecia. Pero ya venía envuelta en una nube de pesimismo. Y del medio en adelante no tiene figuras. No hablemos de Gianni Rivera, Gigi Riva, Roberto Baggio, Del Piero, Totti. Ni un centrocampista clarividente como Pirlo. Pero sobraron nombres que no están a la altura: Belotti, Gabbiadini, Parolo, Bernardeschi, Immobile… De atrás empujaban Barzagli, Bonucci y Chiellini, óptimos para defender, pero no son organizadores ni definidores. Y encima faltó Verratti, con dos amarillas…

También le sucede un poco lo de Argentina, todos sus mejores entrenadores están en el extranjero. Cuando Antonio Conte se fue al Chelsea, se echó mano a Gian Piero Ventura, un veterano de suceso en la Serie B del Calcio, no en primera.

Tampoco es el epitafio para Italia. Puede volver con más fuerza. Y la gloria no la borra nadie. Cuatro títulos mundiales, dos subcampeonatos, tercero, cuarto. La tradición no se pierde. Esta caída hará que se ataquen las causas y pueda levantar.

El problema es que no genera talentos, Italia. Y sin jugadores nadie hace magia. Ahora se hablará de un programa de trabajo con juveniles, “un trabajo integral”, como se gusta en llamar. Pero nadie fabrica cracks, si no que le pregunten al Barcelona, que se ufanaba de La Masia, ese laboratorio que procreaba genios. Como todos saben, el Barça es el club que más gasta en el mundo en fichajes y desde la aparición de Messi en 2004 no ha vuelto a alumbrar una figura rutilante. Sí se puede poner énfasis en la producción de futbolistas, intensificar la captación, rodear de mejores condiciones a los chicos y darles un estilo que privilegie la técnica, la búsqueda ofensiva. Es con esa prédica que surgen figuras.

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Millones de genios tuiteros habrán escrito hasta el cansancio: “Italia clasifica porque a la FIFA no le conviene un Mundial sin los campeones”. “Y más que Infantino es de origen italiano”. Ahora guardarán la frase para la próxima eliminatoria. (O)

Uno imagina, porestas horas, la satisfacción delhincha colombiano alver que su selecciónda espectáculoy gana, de teneralgunos futbolistas.