Culminamos al año en zona de clasificación por encima de Argentina y el resto, solo un Brasil deslumbrante y un Uruguay siempre difícil, nos superan. Realmente estamos en la buena senda, y eso no quiere decir que estemos conformes, siempre es bueno aspirar a más.

Tuvimos un comienzo fulgurante con esa histórica victoria ante Argentina en Nuñez. Cayó Uruguay, Venezuela y Bolivia, luego hubo un bajón pero ya estamos nuevamente en la pelea. Todo es producto de la evolución que ha tenido nuestro fútbol, algo que muchas veces no reconocemos.

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Siempre es bueno echar una mirada hacia atrás, para valorar lo que se ha logrado. Ya no escuchamos el típico 'jugamos como nunca y perdimos como siempre'. En realidad, antes de 1988 la realidad de nuestro fútbol era paupérrima, afortunadamente por aquella época tuvimos como presidente a Carlos Coello que entendió que era necesario incorporar un técnico europeo. Y llegó Dussan Draskovic, recuerdan como se lo criticó, este señor es el gran responsable de transformar un fútbol sin identidad, insípido, sin estructuras, en lo que hoy disfrutamos.

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Ecuador es un país cuyo fútbol es respetado a nivel mundial, solo nosotros somos injustos al no reconocer una realidad que se ve plasmada en la cantidad de jugadores ecuatorianos que recalan a nivel internacional.

A pesar de no tener un trabajo eficiente en las divisiones menores, la calidad de nuestros futbolistas, sus condiciones innatas y el cambio que se produjo al escoger no sólo talentos, sino también jugadores dotados físicamente ha hecho posible esta transformación y este presente que nos proyecta a participar en un cuarto Mundial.

Hemos cerrado el año con una contundente victoria ante Venezuela, que pudo ser histórica si se concretaban las innumerables posibilidades de gol que el equipo generó.

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Hubo dos historias completamente distintas en el transcurso del partido.

Un primer tiempo con una Venezuela creyendo que estaba jugando a nivel del mar, haciendo un gasto inusual de energías, presionando en forma intensa la salida del equipo ecuatoriano y obligando al equipo a jugar en largo y con un error en mi criterio que el técnico sabiamente lo corrigió en la segunda parte, Miler se estacionó en el primer tiempo como volante por izquierda, y Enner trabajó como media punta delante de Felipao.

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Ecuador juega claramente un 4-2- 3-1, Paredes para mí un jugador gravitante y el capitán Ayoví, más titular que nunca, salida clara que no la garantiza nadie, y dos zagueros que se ganaron con fútbol la titularidad: Kunti y Mina. Orejuela con Noboa, una parejita que cada vez se entiende más, y los tres volantes mixtos, Ibarra por derecha se ganó un lugar con su fútbol desequilibrante, comenzó Enner por el medio y aquí lo que no funcionó fue Miler como volante por izquierda. Arriba Felipao, que a pesar de no jugar un gran partido, siempre es importante tácticamente porque contiene la salida de los zagueros rivales, que deben estar atentos y preocupados, por la presencia de un gigante que los acosa.

A pesar de todo lo enunciado, Ecuador si hubiera estado preciso en la definición debió terminar en ventaja.

Para el segundo tiempo sucedieron dos cosas, Quinteros liberó a Miler de la presión que significaba volantear por izquierda, ubicó a Enner de media punta y Venezuela ya no tuvo oxígeno para presionar, se recostó a defender y Ecuador con paciencia, tranquilidad y buen fútbol liquidó el pleito.

Estamos en buenas manos, Quinteros es un técnico extremadamente inteligente, que analiza y corrige cuando debe hacerlo, tenemos jugadores con un potencial que debemos valorarlo, hay recambio algo que muchas veces no se da con facilidad. Hay cinco jugadores que se han ganado un lugar y cuantos más que en cualquier momento pueden aportar su talento y categoría, podemos pedir más, sí, siempre es bueno tener la ambición de mejorar para alcanzar los objetivos que nos trazamos. (O)

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