El empresario Isidro Romero recordó su paso en el Barcelona Sporting Club, en el década de los 80 y parte de los 90, como presidente y directivo. También comentó sobre los problemas institucionales que no han permitido que el equipo sea protagonista a nivel internacional y otros temas.

Romero, en una entrevista con el portal Hincha Amarillo, deseó suerte a José Francisco Cevallos y a Alejandro Alfaro Moreno, presidente y vicepresidente deportivo, respectivamente, quienes tomarán el mando el próximo 27 de octubre.

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Los hermanos Antonio y Luis Noboa Icaza

La anterior directiva trató de hacer lo que mejor pudo hacer, sin duda alguna. Yo no creo que ningún dirigente que llegue con sus directores vaya a hacer daño a Barcelona. Yo creo que Lucho (Luis) y Toño (Antonio) no lo hicieron como debieron haberlo hecho. (Ambos) fallaron en la experiencia.

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Yo tomé el equipo el año 82 cuando era bicampeón, con (Galo) Roggiero, lo mejor era ser tricampeón por primera vez en la historia de Barcelona, pero llegamos a ser vicecampeones. Yo vi muchas cosas en las que me había equivocado en ese año (1982), también me equivoqué en el 83 y 84, pero cuando ya uno conoce lo que es el mundo del fútbol, lo que uno debe hacer y cómo debe actuar, se viene una serie de éxitos como fue en el 85, 87, 89, 91, 93, 95 y 97 (campeón nacional), en el 90 (los toreros jugaron su primera final de la Copa Libertadores). Para mí fue falta de experiencia (de Antonio y Luis Noboa) y que no supieron conectarse ni agruparse con gente que les pudo haber ayudado.

Los problemas

Todo esto se empezó con Eduardo Maruri, porque no podemos olvidar; el primer arreglo que hizo Lucho (Noboa) fue con Maruri, cuando se compartían la presidencia, el uno con el otro, una tontería de la vida. Creo que Maruri fracasó enormemente en Barcelona, yo creo que fue una de las mayores destrucciones que ha tenido esta institución.

La diferencia entre la administración de Romero y los Noboa

Luego asumieron los Noboa Ycaza y lo que han hecho es poner dinero, y que creo que hay que dar un mérito a esa gente, ese mérito de poner dinero propio de su peculio para hacer grande una institución; contrataron jugadores y cuerpos técnicos, pero no lograron lo que debían haber logrado que es la familia. Yo me consideré como un miembro de la familia de todos mis jugadores. Yo era el padrino de sus hijos, su abogado, siempre quería que sus hijos vayan al mejor colegio, siempre me preocupaba de la vida e historia de ellos. Cuando jugamos por la Copa Libertadores de América, que nos íbamos por cuatro o cinco días, a Chile, Paraguay o Bolivia yo compartía con los jugadores, eran parte de una historia mía y lógicamente había el gran respeto y cariño hacia el presidente del club; y eso me obligaba a mí a luchar día a día para lograr un campeonato nacional, una Copa Libertadores y sobre todo por esa gran afición, porque todo lo di por esa gran afición.

Sus recuerdos

Cuando yo dejé Barcelona, en aquella época, dejé 14 años de una larga e intensa vida intensa, porque yo hoy le preguntaría a cualquier dirigente que fue presidente: qué te parecen cuatro años, dicen es una eternidad y yo dije 14 años es más que una eternidad, pero fueron los mejores años de mi vida, donde supimos hacer las cosas, me divertí, disfrutamos e hicimos un equipo grande de América y era respetado en el Ecuador y América.

Se hizo respetar

Yo fui una vez sancionado en Chile contra el Colo-Colo, cuando yo le dije a Eugenio Figueredo (quien era directivo de la Conmebol), que está en la cárcel, al lado de las ratas, le dije tú eres uno de los sinvergüenzas más grandes que yo he conocido en mi vida y me lo hicieron rectificar por la prensa que si yo me había equivocado en decir que si él era un sinvergüenza y dije: No, no, no lo puedo rectificar agregándole algo más, es un vulgar sinvergüenza.

Hoy la historia me da la razón -Figueredo está preso en Suiza por una investigación del FBI sobre directivos del fútbol mundial que habrían recibido sobornos-. Me castigaron con $ 70.000 de multa y un año de inhabilitación internacional como presidente del club, pero no me importó porque al Ecuador y Barcelona hay que hacerlo respetar (...). Ecuador es un país pequeño, pero es grande de corazón.

El trato con sus jugadores

Yo siempre le pedí a mis jugadores que cumplan con la afición, porque Barcelona es una emoción popular. Barcelona no es Isidro Romero. Barcelona es un país y eso ustedes deben respetar, y darle los éxitos a esta gran institución, sobre todo a esta gran afición. El dinero te da satisfacción, pero trabajar por Barcelona es algo muy hermoso, no se lo puede comparar con el dinero. Es algo que me llenó de orgullo, de tranquilidad y sobre todo hacer cosas importantes por el país y por Barcelona.

El amargo recuerdo de la final Copa Libertadores de 1990

El árbitro Juan Carlos Loustau era argentino, el presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol era paraguayo (Nicolás Leoz) -que está también en la cárcel, en su casa- y el finalista era Olimpia (equipo paraguayo) todo estaba arreglado. Es así que cuando eliminamos (en semifinales) a River Plate, en una noche maravillosa de recuerdos, porque fue la primera vez que me salieron dos lágrimas y muy grandes de alegría (…) me dijo el presidente de River, que nunca me olvido de esa palabras, 'has logrado el mayor mérito de la historia, llegar a una final de Copa Libertadores, tienes un gran equipo, nos has eliminado, pero tú al Olimpia de Paraguay lo podrás eliminar en lo deportivo, pero no en lo político'.

Esas palabras que quedaron grabadas, que no las entendía muy bien, ya después entendí todos los juegos que han habido con esta caterva de rateros, corruptos y sinvergüenzas que están metidos en la cárcel, para mí ese partido fue manoseado no hay duda alguna. El premio de Juan Carlos Loustau era pitar en el Mundial de Italia 1990. Hoy en día no tengo duda alguna y el que se ponga bravo y el que no se ponga bravo, sea el dirigente de Olimpia, me da igual.

Ante Olimpia, Barcelona jugó el mejor partido de su historia. Nos anularon los goles (uno de Manuel Uquillas) y nos pitaron penales. Fue todo un caos, un desastre; Barcelona pudo haber goleado al Olimpia aquí en el Monumental, pero bueno, la historia no se dio y yo acepto que en la final de 1998 Vasco de Gama nos hizo un paseo. Bueno aún no es tarde, estamos jóvenes y con fuerza (para volver a para pelear por la Copa). (D)