Su melena rubia, tez bronceada, ojos color pasto y esbelta figura es lo que más salta a la vista cuando Constanza Báez, la actual Miss Ecuador, sale a trotar por las calles de Los Ceibos, lugar donde reside desde hace 10 años.
Su exótica belleza es el resultado de la mezcla de genes libaneses por parte de madre, con genes ecuatorianos, por parte de padre.
Publicidad
Nació en Quito el 4 de enero de 1991. Es hiperactiva, deportista y carismática. Vive en Guayaquil desde los dos meses de nacida. El 8 de marzo ganó la corona como Miss Ecuador. Tiene 22 años.
Motivada por las anécdotas que contaba su madre, Mónica Jalil de Báez, quien participó en el mismo certamen en 1985, quedando en tercer lugar, mostró desde pequeña interés por los concursos de belleza, la pasarela y el modelaje.
Publicidad
A los 15 años fue candidata a Nereida en la Escuela Superior Naval, y obtuvo el primer lugar representando a la escuela. Su padre, Raúl Báez, quien integró las Fuerzas Armadas, la motivó mucho.
Desde la época de colegio Constanza era muy conocida en el vecindario por su permanente apoyo con la iglesia del barrio, en la que ayudaba recogiendo donaciones para niños de escasos recursos.
Es muy católica, por eso trata de ir todos los domingos a misa, a pesar de que con los viajes e invitaciones que tiene los fines de semana se le complica un poco.
Su casa está ubicada en la única calle cerrada del sector, por lo que todos los vecinos cercanos son muy unidos. “Parecemos una gran familia porque siempre nos ayudamos en todo”, dice sonriente.
Coni, como le dicen sus familiares y amigos, mantiene una silueta definida gracias a su costumbre de hacer ejercicios todos los días. “Trato de salir a trotar todas las mañanas por el barrio y allí me encuentro con muchos vecinos deportistas también, o sino acompaño a mi mamá a hacer spining”. También hacía crossfit y pilates.
No hace ninguna dieta estricta. “La verdad no me privo de nada, me gusta comer de todo, desde cebiche hasta torta de chocolate; lo que trato es de no comer tanto y complementarlo con ejercicios cuando me doy un gusto”.
Se graduó en la especialidad de Informática en el colegio Alemán Humboldt que está a dos cuadras de su casa. “Es muy lindo sentir que todo lo que te rodea es parte de tu vida, desde los señores en la panadería de la esquina que me vieron crecer, porque me veían todos los días yendo al colegio de la mano de mi hermana menor Mikaela y regresar con mis amigas a comer en casa”.
En sus años universitarios la vida de barrio continuó gracias al deporte y su constante trote mañanero. “Siempre he sido muy deportista, en el colegio hacía atletismo, natación y vóley hasta que llegué a integrar la selección del Guayas”.
Su meta principal siempre fue graduarse en la universidad y de ahí participar en el concurso de belleza. Hoy es egresada de la carrera de Economía en la U. Santa María. Actualmente está haciendo su tesis.
También estudia Contaduría Pública en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo. “Esta carrera la interrumpí por todo este año para poderme concentrar en mi labor como Miss Ecuador. Cuando mi año de reinado termine retomaré mis estudios”.
En este primer mes representando la belleza del país se ha propuesto trabajar con diferentes fundaciones que apoyen a los adolescentes evitando que caigan en drogas o alcohol, ya que considera que ellos son el futuro de un mundo mejor.
Tiene una relación sentimental con Nelson Riofrío desde hace siete años. Él fue el impulso final que motivó a Constanza a participar en el certamen. “De él recibo mucho apoyo y consejos, al igual que de toda mi familia que está chocha con el hecho de haber ganado.”
“El consejo que más me ha servido fue: sé tú misma y no pierdas tu horizonte, haz todo manteniendo tus valores, y me lo dio mi madre”.
Dicen de ella
“Me ha llenado de orgullo siempre, es muy cariñosa y alegre; tiene un carácter fuerte y siempre se compromete con lo que hace”.
MÓNICA JALIL DE BÁEZ, madre de Constanza