Soplan nuevas brisas en las expresiones religiosas, sobre todo en la iglesia católica y el murmullo que trae, personalmente me alegra.

Para gran parte de la humanidad, los temas religiosos, que no son sinónimo de espirituales pero pueden abarcarlos, son muy importantes. Mientras en el descreído mundo europeo se venden iglesias y conventos por falta de fieles, en nuestra América, las manifestaciones de fe religiosas que se expresan en los templos mueven a millones.

La BBC invitó a imaginar el futuro que nos espera, expresarlo sin palabras, solo con imágenes y a enviar trabajos que lo representen. Recibieron más de 800 fotografías y videos desde todos los rincones del mundo. (www.bbc.co.uk/news/world-21887443) El video ganador de América Latina es sencillo: semillas, desiertos, granos, artesanías, paisajes y ritos ancestrales. Lo espiritual, la relación entre nosotros, con la naturaleza, hace parte del futuro que soñamos en un sincretismo vital. Nos imaginamos como seres en relación con un todo del que hacemos parte.

La celebración de la semana santa, dentro de la iglesia católica movilizó a millones en el país y millones en el mundo entero. La religión tiene un enorme poder de convocatoria y guarda en lo esencial de su mensaje el germen de cambios impresionantes si todo ese potencial se expandiera. Pero iglesias como palacios, sacerdotes vestidos como príncipes, con tiaras de emperadores, desdibujaron la aventura que empezó en Galilea, Y el poder acumulado por varones que se autocalificaron como los representantes del que caminó sobre las aguas, necesita estructuras para mantenerse. Y máscaras y bancos.

Y el mensaje original aquel que se oyó en las llanuras, en los cerros y en los lagos, que alegró a los desposeídos y les dio fuerzas para cambiar las estructuras que los oprimían se convirtió para muchos en un somnífero que da buena conciencia en las malas prácticas.

Dentro de la Iglesia católica vientos suaves prometen convertirse en huracanes, si no lo atenazan las estructuras, si encuentra descampados que le permitan cobrar fuerza. Un papa que invita a la alegría pero tiene un dejo de tristeza en el rostro, que paga sus cuentas, hace sus maletas, no vive en el palacio del vaticano, saluda los feligreses, no acepta ponerse la muceta que le ofrecen diciendo que se acabó el carnaval, y que habla de sí mismo como viniendo del fin del mundo. Gestos sencillos, ordinarios, que parecen extraordinarios, tan intoxicados estamos de oropel. Que habla de las mujeres que anunciaron a los apóstoles la resurrección de Jesús, besa los pies de jóvenes infractores de la ley, y dice que está con ellos porque los quiere, e invita a seguir la única ley, el amor que barre el miedo.

En las celebraciones en la basílica de San Pedro, muchas mujeres no llevaban velos ni sombreros en su cabeza, no todas estaban vestidas de negro… pequeño síntoma de cambios más fundamentales. Una de ellas desde el podio cantó con sentimiento y extraordinaria belleza, en el lugar antes ocupado por voces varoniles.

Los gestos dicen más que mil palabras, y se transforman en motores de las acciones. En medio de la agonía de guerras devastadoras y otras que amenazan el futuro cercano, algunos líderes que la humanidad está gestando en diferentes espacios: religiosos, políticos, artísticos, sociales, periodísticos, literarios, culturales, parecen multiplicarse para bien…