El Banco Mundial ha concluido que es posible utilizar el mar Rojo para rellenar con agua el menguante mar Muerto, tras años de estudios sobre si esa conexión funcionaría.
La idea de conectarlos lleva más de un siglo sobre la mesa, pero el proyecto se hizo más urgente cuando se comprobó que la costa del mar Muerto está retrocediendo a un ritmo de más de un metro por año.
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Un informe del Banco Mundial publicado este mes y que establece la posibilidad real de la tarea señala que una tubería subterránea sería la mejor forma de canalizar agua del mar Rojo unos 180 kilómetros al norte para rellenar el mar Muerto, situado en el punto de menor altitud de la Tierra.
Dada la corriente creada por la diferencia en altura, sería posible incluso construir plantas de desalinización y energía hidroeléctrica en la ruta, señaló el Banco Mundial.
Grupos ambientalistas criticaron el informe y advirtieron de los efectos adversos, como la posibilidad de que nuevas algas y depósitos minerales cambien el color del mar Muerto, o que manantiales subterráneos de agua dulce se contaminen con agua marina.
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El Banco Mundial dijo creer que esos efectos negativos podrían ser "mitigados y gestionados a un nivel aceptable".
El mar Muerto, técnicamente un lago, es un destino turístico famoso por sus aguas saladas que hacen flotar a los bañistas. Su lodo rico en minerales, empleado para tratamientos para la piel, se vende en todo el mundo.
Pero conforme ha ido en aumento la población en la región se desvió agua del río Jordán, fuente natural de agua del mar Muerto, para beber y agricultura.
En consecuencia, la orilla ha retrocedido a una velocidad creciente, dejando un desierto rocoso lleno de peligrosos agujeros. También las fábricas que extraen minerales del lago han contribuido a su descenso de nivel.