Navidad es día de felicidad y de encuentro familiar. Siempre recuerdo los regalos y caramelos que encontrábamos al pie de la cama y nos llenaba de alegría apenas abríamos los ojos. Corríamos a contar a nuestros padres lo que habíamos recibido. El Niño Dios había hecho su milagro. Poco después, cuando era yo padre, el Niño Dios dejó su lugar al más comercial Papá Noel. Con él vinieron la carta, el árbol, las luces, el decimotercer sueldo y las compras navideñas. Las pelotas y trompos dieron paso a los legos, a las figuras de personajes fantásticos y a los juegos electrónicos. El desafío entonces para mi esposa y para mí era dejar los juguetes a los hijos y nietos sin que ellos se percataran y de esa manera asegurar su alegría. Navidad es en primer lugar una celebración para los niños, organizada por papás y mamás.

Para los grandes, Navidad es la cena, el almuerzo o el desayuno familiar, es el momento en que todos estamos juntos y agradecemos por estarlo. El pollo o el pavo, el tamal, los buñuelos, muchas veces preparados en familia, son parte de la celebración, como son cuentos, villancicos y abrazos navideños. Navidad es con seguridad la más familiar de las celebraciones. Es reiteración de los lazos básicos de cariño entre el clan familiar, celebrada en el interior de la casa de quien reconocemos como su piedra angular.

También Navidad es momento de reiterar las amistades cercanas; los regalos a amigos y amigas y familiares constituyen forma de renovar esos lazos. Es la entrega simbólica de algo para la celebración ritual de la amistad. En ese sentido Navidad es también fiesta de la amistad, de buenos deseos, de relación continuada, de deseos de proseguir juntos, recorridos compartidos.

Navidad también es momento para agradecer lo recibido durante el año y de pedir deseos para nosotros y quienes queremos. Yo al menos debo agradecer por mi salud, eso lo tengo absolutamente claro, por mi esposa, mis hijos y mis nietos, y por mis amigos y lectores. Y cuando digo salud tengo mucho que agradecer, incluyendo a todos quienes hacen Solca, un lugar maravilloso, de notables profesionales médicos y de enfermería y gente humanamente increíble.

En cuanto a deseos quiero postular unos pocos, que reflejan mis convicciones más profundas. Los sintetizo en deseos de que:

-Recuperemos por medio de las elecciones un poder repartido entre diversas fuerzas políticas, pero al mismo tiempo que impere un espíritu de acuerdo y construcción colectiva entre ellas.

-Se produzca una renovación de la dirigencia política nacional con la presencia de jóvenes de mentalidad abierta y comprometidos con prácticas políticas transparentes y democráticas.

-No se vuelvan a producir sucesos vergonzosos como el encarcelamiento prolongado de los diez de Luluncoto. Todos tenemos derecho a nuestro día en la corte sin atrasos y enfermedades repentinas de los jueces.

-Se reconozca como sociedad la necesidad de periodistas independientes y libertad de expresión.

-Tengamos un campo más próspero, más productivo y donde la calidad de vida de quienes viven en las zonas rurales se acerque más a quienes vivimos en la ciudad.

-Que tenga finalmente capacidad de escribir en esta columna de forma tal que quienes la lean se planteen preguntas e inquietudes. Lo que me interesa es poder suscitar reflexión.

Feliz Navidad a todos y todas.