Apenas levanta la mirada al responder las preguntas, pues sus pupilas se concentran en los últimos detalles que ofrece a una maceta de chocolate que prepara para una sesión de fotos en el local Sukocina, del centro comercial Village Plaza, en donde ofrece desde el pasado martes un curso para enseñar recetas con ese ingrediente.

Él es el precursor de la chocolatería a nivel mundial, ganador de un premio especial de la Unesco por la edición del libro Kakaw, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por constituir una obra que toma los puntos más importantes sobre el trabajo de campo que se hace en los cacaotales del Soconusco de Tabasco y de Chiapas, en México.

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Se trata de José Ramón Castillo, un chef mexicano nacido en 1978, que tomó como parte de su vida el chocolate hace seis años, con el único propósito de resaltar las bondades que tiene este producto en Latinoamérica y su país.

Una vez terminado el trabajo de la maceta de chocolate, empieza a preparar otro postre. Esta vez remueve con cucharón el espeso chocolate que utilizará para preparar chupetas. Sigue sin prestar mayor atención visual a la entrevista, pero suelta las respuestas de una manera tan natural que parecen ensayadas.

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“Solo el 2,5% de la población mundial o no puede comer chocolate o no le gusta. Tenemos todas las de ganar si nos dedicamos a este arte de la chocolatería, además, es uno de los mejores productos del planeta, hay que promocionar su uso”, dice en tono de diálogo, sin detenerse en su labor.

Es conductor del programa ‘La revolución del chocolate’, en el canal internacional elgourmet.com, en el que muestra de qué manera deja a un lado las cremas, mantequillas y glucosas, y propone trabajar sus recetarios con agua y endulzarlos con la pulpa de frutas.

Su restaurante, Qué Bo, fue elegido una de las mejores chocolaterías del mundo hace menos de 15 días en el Salón del Chocolate, en Francia, lo que lo convirtió en el primer local de América dedicado a la utilización del producto reconocido por este encuentro. En ese lugar utiliza productos de su país, como la guanaba y el café de olla para preparar trufas y recetas saladas en las que el chocolate es el protagonista.

Explica que es importante explotar ese potencial que tiene el chocolate no solo en su país, sino en toda América Latina. “Es uno de los productos más emblemáticos de nuestra existencia, los chefs debemos investigarlo, ir a los campos donde se produce, vivirlo, para poder entenderlo”, señala.

Mientras dialoga acomoda un poco del producto de la olla en un cono que previamente improvisó con una hoja de papel y lanza sobre un mesón, y en un área no mayor al puño de la mano, alrededor de un palillo, algunas nueces. Luego, cuidadosamente, forma sobre estas un espiral de chocolate que nace del lado más angosto del cono. Las chupetas están listas.

Hoy, José Ramón Castillo retorna a su natal México a seguir con lo que llama su deber: promover su profesión, pues asegura con su traje de chef manchado de algunas gotas de tono café: “El chocolate es mi gran responsabilidad”.

El curso
La capacitación que ofrece José Ramón Castillo consiste en mostrar preparaciones caseras de trufas, confitería y un postre a base de banano y chocolate. El curso tiene un costo de $ 100 y se inicia a las 18:00 en el Sukocina del Village Plaza.