New York Times
.- Lo más probable es que usted piense que nunca ha tenido tos convulsa, la infección bacteriana conocida médicamente como tos ferina. Bien podría estar equivocado.

Los niños en Estados Unidos reciben cinco dosis de la vacuna conocida como DTaP contra la difteria, la tos ferina y el tétanos antes de ingresar a la escuela. Pero “la enfermedad moderada casi siempre es pasada por alto”, me dijo el doctor James D. Cherry, experto en tos convulsa.

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Ni la vacuna ni la enfermedad en sí confieren inmunidad de por vida, y cada tres a cinco años hay una epidemia de esta enfermedad en Estados Unidos. Una está ocurriendo ahora, y pudiera resultar ser el brote reportado más prolongado de tos ferina en 50 años, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Cherry, profesor de pediatría en la Universidad de California en Los Ángeles, explicó que en una persona que ha tenido la enfermedad o ha sido inmunizada contra ella, sus síntomas – flujo nasal o nariz congestionada, poca o nada de fiebre y tos – típicamente se asemejan a los del resfriado común. La mayoría de las personas la soportan sin siquiera ir al doctor.

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La tos ferina es altamente contagiosa, propagándose de una persona a otra a través de los tosidos y estornudos. Si alguien con la infección entra en contacto con un infante no protegido, el resultado puede ser catastrófico.

Los bebés que no están totalmente inmunizados pudieran desarrollar neumonía, problemas respiratorios severos y convulsiones aterrorizadoras; incluso podrían morir de tos ferina. Mñas de la mitad de los bebés que la contraen deben ser hospitalizados, reportan los CDC.

Actualmente, la vacuna es administrada a los dos, cuatro y seis meses, y de nuevo entre los 15 y 18 meses y entre los cuatro y seis años. En 2005, la DTaP reemplazó a la antigua vacuna de tos ferina de “célula entera”, llamada DTP, que a menudo causaba efectos colaterales severos, convulsiones, llanto incontrolable y flacidez. Aunque se culpó a la antigua vacuna de algunos casos de muerte infantil repentina, este resultó no ser el caso, dijo Cherry.

En 2010, 27,550 casos de tos convulsa fueron reportados ante los CDC, que estiman que muchos más infecciones ocurrieron realmente pero no fueron reconocidas o no fueron reportadas. Para fines de agosto de este año, se reportaron más de 25,000 casos, incluidos 13 decesos, la mayoría en niños menores de un año de edad.

Un problema persistente

¿Por qué esta enfermedad prevenible sigue siendo un problema tal?
Un nuevo estudio muy completo por parte de investigadores del Centro de Estudios Inmunológicos Kaiser Permamente en Oakland, California, documentó por primera vez cuan rápidamente la inmunidad puede desvanecerse con la vacuna actual.

La doctora Nicola P. Klein y sus colegas demostraron que incluso después de que las cinco dosis de la vacuna acelular fueron adecuadamente administradas, la protección contra la tos ferina disminuyó durante los siguientes cinco años, y las probabilidades de contraer la enfermedad aumentaron en un promedio de 42 por ciento al año.

Además, los niños infectados fueron sorprendentemente jóvenes, de 8 a 11 años, no los adolescentes que fueron los principales afectados en epidemias anteriores.

“La antigua vacuna duraba más tiempo”, dijo Klein, inmunóloga pediátrica, en una entrevista. “Originalmente, no pensábamos que esta vacuna fuera sustancialmente diferente de la antigua”.

Se sabía que la actual vacuna DTaP no induce una respuesta inmunológica tan fuerte como la vacuna antigua. Se supone que los niños reciben una dosis de refuerzo, Tdap, entre los 11 y 12 años para evitar brotes en su adolescencia.

La nueva evidencia sugiere que la vacuna de refuerzo debe ser suministrada antes, quizá entre los ocho y nueve años, para proteger a los niños en su preadolescencia, dijo Klein.

El mismo refuerzo es recomendado como una inyección de única vez para los adultos hasta los 64 años en lugar de una vacuna contra el tétanos cada 10 años. Pero aun cuando la Agencia de Alimentos y Medicamentos, (FDA, por sus siglas en inglés) la ha aprobado sólo para su uso una vez, Cherry espera que pronto cambie a una recomendación de refuerzos de Tdap repetidos para reemplazar a la dosis contra el tétanos una vez cada década.

“La Tdap es una vacuna relativamente nueva, y no sabemos todavía cuánto tiempo dura su protección”, dijo Klein. "Ahora estamos estudiando esto en Kaiser Permanente.

Tomando precauciones
La tos convulsa, causada por la bacteria Bordetella pertussis, recibe su nombre popular de la tos que puede acompañar a accesos de tosidos periódicos en la enfermedad totalmente declarada.

La enfermedad empieza con bastante inocencia, de manera muy similar a un refriado, y podría durar semanas antes de convertirse en los síntomas reveladores de la tos ferina. Estudios han demostrado que entre 13 y 20 por ciento de las enfermedades prolongadas que involucran tosidos en adolescentes y adultos son causados por la tos ferina.

Esta es la razón de que Cherry, entre otros expertos, inste a alguien con tos a permanecer alejado de los infantes que no hayan recibido aún al menos una o dos de las dosis de DTaP, a menos que sea seguro que sean inmunes a la tos ferina o se hayan sometido a una prueba de laboratorio definitiva – llamada análisis de reacción en cadena de polimerasa – que dé resultado negativo para la tos ferina.

En infantes y otros que carezcan de la protección de anticuerpos, la tos ferina puede causar accesos de tos tan malos que es difícil, si no imposible, comer, beber, dormir o incluso inhalar. Los infantes podrían dejar de respirar por un acceso, una condición aterrorizante llamada apnea.

La tos ferina no controlada puede causar vómito, periodos de desvanecimiento, pérdida de peso y fractura de costillas. Casi dos de cada 100 adolescentes y cinco de cada 100 adultos con tos ferina tienen que ser hospitalizados o sufren de complicaciones graves como neumonía y muerte.

Cualquiera que tenga contacto rutinario con infantes debería ser inmunizado contra la tos ferina. Si las mujeres embarazadas no han recibido recientemente una dosis de refuerzo, los CDC recomiendan que se les suministre al final del segundo trimestre o principios del tercer trimestre.

Más difíciles de manejar son los padres, que también deberían recibir la vacuna de refuerzo, dijo Cherry. Afirmó que en un estudio de familias hispanas, 75 por ciento de las infecciones de tos ferina en infantes provino de un pariente, todos los cuales tuvieron enfermedades con tos no reconocidas como tos ferina.

Ciertamente, todos los trabajadores de guarderías, niñeras de planta y niñeras por hora deberían ser inmunizados. Sin embargo, la exposición no controlada a la tos ferina podría ocurrir bastante inocentemente ante parientes y amigos que visiten o cuiden de los infantes.

¿Cómo pudiera mejorarse la vacuna? Una posibilidad sería incrementar el número de proteínas inductoras de anticuerpos de la bacteria en la vacuna acelular. Otra, dijo Cherry, sería añadir una forma atenuada de la toxina de la bacteria, que causa los síntomas de la enfermedad, o regresar a la vacuna de célula entera con una toxina atenuada.

Mientras tanto, dijo Klein, “aunque se necesita una vacuna mejor, la vacuna actual es segura y efectiva, y algo de protección es mejor que ninguna protección”.