Desde 1967 hasta la actualidad, el gato con botas parece no perder popularidad.
Él despierta algunos cuestionamientos morales, entre ellos, qué es lo que debe primar en la vida: la honestidad y el esfuerzo o la estafa y el facilismo; pero también es un personaje que utiliza su don parlanchín para sorprender y arrancar sonrisas. Surgido del ingenio del autor francés Charles Perrault para los Cuentos de mamá ganso, el felino consigue lo que quiere y asegura su porvenir.
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Una de las adaptaciones contemporáneas más famosas del gato con botas es la animada que se vio en Shrek. El minino es un espadachín que no teme al combate ni a fingir la más dulce expresión (que incluye una tierna mirada suplicante) para ganar. Este personaje tuvo su propio filme, El gato con botas. Pocos felinos pueden ponerse en los ‘zapatos’ de este histórico personaje.