Daniella Ginatta
dginatta@gmail.com.- La albahaca llegó a América por mar en el siglo XVII de Europa. Su sitio real de nacimiento es India, donde, además de usarse en platos y bebidas, todavía se consagra a dioses y se utiliza con fines terapéuticos.
Dice la historia que el herbolario John Parkinson, allá en el año 1629, designó a la albahaca como “la mejor de las hierbas dulces” y como “digna de una casa real”.
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Asimismo, John Gerard, apotecario del siglo XVI, la designó como una hierba capaz de hacer que “el hombre se sienta feliz”.
En su llegada a América, pienso, el peculiar aroma de esta hierba y su facilidad para crecer en climas calientes jugaron a favor de su estadía permanente.
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Con el tiempo, así como Italia había hecho la albahaca suya, América Latina pudo construir platos alrededor suyo y una parte de ella se quedó aquí.
Nutricionalmente, una hoja de albahaca cuenta con 1 caloría. Una taza entera de hojas frescas aporta con 25 calorías.
La salsa pesto o verde que muchos apreciamos alcanza las 90 calorías por cuchara, siendo la subida justificada por ser una salsa a base de aceite.
Siendo una hierba rica en vitaminas A y K la recomiendo encarecidamente a muchas personas, en particular a niños pequeños y adultos mayores.
Tiene la facilidad de desinflamar articulaciones, calmar la ansiedad e irritación, fomentar la digestión, entre otros. En suma, una hierba digna “de una casa real” como nuestra tierra.