“Y usted, ¿ya pasó por la prueba del negro?”, decía hace años un comercial que hablaba sobre la caspa y sobre las vergüenzas que por esta enfermedad atraviesan los que la padecen si es posible visualizarla en las prendas de vestir de tonos oscuros.

Lo que ese comercial no dijo es que el hecho de que una persona presente descamación del cuero cabelludo no significa que sufra de caspa, pues esta constituye un proceso normal del organismo que se produce cada seis meses, indica Jéssica Peñafiel, especialista en esta enfermedad.

“El proceso de reestructuración capilar es igual al que experimentan las uñas”. En ese periodo se pierden cantidades de cabello y se produce la descamación, apunta Peñafiel.

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¿Cómo saber entonces si lo que se padece es caspa o solo una descamación natural? La especialista explica que el proceso de reestructuración no dura más de una semana y no presenta ningún síntoma. Cuando se padece caspa, en cambio, uno de los primeros malestares es la picazón, dice.

Agrega que en un cuero cabelludo seco, la descamación se nota en la prenda porque la materia que se desprende de este cede. Lo que no ocurre en uno graso, en el que esta se acumula y se mezcla con polvo, humo y todo lo que existe en el ambiente. De allí surge la caspa, señala.

Sin embargo, añade, existen otros factores que influyen en su aparición, uno de estos es cuando las glándulas sebáceas producen una excesiva cantidad de sebo en un nivel superior a la normal.

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El presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Dermatología, Patricio Freire, indica que la función del sebo es guardar calor y evitar que penetren elementos agresores a la piel, como parásitos o infecciones.

La piel y el cuero cabelludo están compuestos por tres capas: la epidermis, dermis e hipodermis. Esta última da a la piel la capacidad de guardar nutrientes y proteger los órganos internos para evitar su daño, dice el médico.

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Otro de los factores que influyen en la aparición de caspa es el uso de gorras y geles, que incluso pueden hacer que la bacteria que produce la caspa se multiplique, señala Peñafiel.

Una persona puede saber que tiene caspa severa cuando observa grietas y daños en la estructura del folículo piloso y nota que las bacterias empiezan a penetrar dentro de la primera capa de la piel.

Señala que el estrés es un detonante para que aparezca esta enfermedad, pues además de generar desórdenes a nivel fisiológico, como la hipertensión o el estreñimiento, hace que las capas de la epidermis se debiliten, se fragmenten y que la bacteria que causa la caspa tenga facilidad de acceso. “Por este procedimiento también se cae el cabello”, agrega.

La especialista explica que la única manera de prevención es usar productos anticaspa, que regulan el nivel de grasa por sus componentes y hacen que se controle la producción de sebo en el organismo.

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La alimentación juega un papel importante en cuanto a medidas de precaución anticaspa, pues las comidas en las que predominan los granos –como fréjoles, garbanzo, etcétera– generan demasiada producción de grasa y son un incentivo para que la caspa aparezca.

La cosmetóloga Marcia Bravo sugiere que el cabello tenga un aseo diario. “La mejor forma de evitar la acumulación de sebo en el cuero cabelludo es limpiarlo de forma periódica. No hay nada de malo en lavarse el cabello todos los días”, aclara la especialista.