Tanto durante la mañana como en la noche del miércoles último, los estudiantes y el público general que fueron convocados, respectivamente, en la explanada del Centro Cultural Simón Bolívar (antiguo MAAC), pudieron presenciar el trabajo que David Guasgua (ecuatoriano radicado en Francia) y Hervé Koubi (francés) elaboraron desde el 4 de junio reciente con un grupo de bailarines de Guayaquil y Manta.
Esto lo hicieron en el marco de una residencia de creación coreográfica que se desarrolló como parte del Festival Internacional de Danza Fragmentos de Junio y que tuvo lugar en el aula de danza del Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE). Uno de los aportes fundamentales que trae el festival a la ciudad, paralelamente a su programación, es el desarrollo de un rubro pedagógico que, en los últimos años y en colaboración al ITAE, que es subsede de estas jornadas, se ha potenciado considerablemente.
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En el marco de esta preocupación es que en este año se inscribió en el Fragmentos… este proyecto ambulatorio: una suerte de matriz coreográfica que Koubi y Guasgua ya han experimentado con bailarines de otras procedencias territoriales y formaciones diversas en el ámbito danzario y que esta vez dio como resultado un trabajo cautivante.
Es posible calificarlo así por cómo los intérpretes ecuatorianos lograron entrar en un estado diferente de su cuerpo, para –de ese modo– ingresar en una forma de entender la creación coreográfica de modo renovado y, finalmente, crear en el público una experiencia que dista de los trabajos que suelen presentar ante el público nacional, en cuanto al manejo del peso, de la energía, de la sutileza.
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Quienes asistieron a la residencia de creación fueron los miembros de Zona Escena, grupo anfitrión de estas jornadas; el colectivo Prema, de Manta, y varios bailarines independientes de Guayaquil.
La primera de las agrupaciones ha venido trabajando, en el último año y medio, en la búsqueda de un lenguaje que apunta al desarrollo de un ritmo trepidante en escena, donde los impulsos no dan tregua al movimiento propio ni a la expectación activa del público. En tanto que Prema ha mostrado un énfasis en la destreza de sus bailarines.
En los trabajos que anteriormente ha presentado este grupo en Guayaquil, el rigor del cuerpo se ha evidenciado por encima de la indagación de una renovación coreográfica en sí misma.
La propuesta de Koubi y Guasgua dislocó, de cierto modo, varios de esos principios con los que trabajan ambos grupos. Sin embargo, tanto Prema como Zona Escena cuentan con bailarines evidentemente bien entrenados, con lo cual lograron entrar en estas nuevas dinámicas del movimiento y lograr un trabajo que creó una atmósfera totalmente distinta a otras que se tejieron en días precedentes en la plataforma del Centro Cultural Simón Bolívar.
La obra Las horas florecen implicó un desplazamiento de los bailarines desde las escaleras, ubicadas a un extremo de la plataforma, hasta casi el lado opuesto del sitio.
Con el tránsito de los bailarines, el público también se movilizó, con lo cual entró a una dinámica distinta del acto de mirar.
* Crítica oficial del festival.