Reacciona ante el mínimo movimiento. Asume que es una hembra. Inmediatamente abre sus alas de colores llamativos y empieza a danzar. Mueve su cabeza de un lado a otro. Salta de rama en rama. Se inclina, como haciendo una reverencia, y deja al descubierto los colores y las formas del plumaje de su cuerpo. Coquetea enseñando el pecho y la cola.