Hay una creencia en el pueblo ruso, que es la de pensar que es una nación predestinada a salvar a Europa de las peores amenazas, y que está protegida por Dios. Mesianismo y predestinación sagrada son partes inseparables de la mentalidad del ruso medio. Con esos aspectos, León Tolstói construye su monumental obra Guerra y paz (Voyna y mir, 1865-1869).
Su argumento central gira en torno a la intervención de Rusia en la guerra contra Francia en 1805, y su derrota en Austerlitz y la posterior invasión del territorio ruso por las tropas del emperador Napoleón Bonaparte en 1812. La guerra y sus horrores sirven como marco para describir las situaciones que pasan las familias protagonistas de esta novela y que es escenario también del enfrentamiento de dos formas ideológicas de ver el mundo: la occidental y la tradicional rusa. Esta obra consta de más de 500 personajes pues, para Tolstói, en esta novela no hay espacio para individuos. El verdadero protagonista es el propio pueblo ruso, desde el aristócrata hasta el campesino.
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El director norteamericano King Vidor, en 1956, llevó a la pantalla grande la primera versión de la obra de Tolstói, con título homónimo. Con una duración de más de 200 minutos, incluyó una pléyade de actores internacionales para darle la categoría de megaproducción. En los papeles principales se contaba a Henry Fonda, Audrey Hepburn, Anita Ekberg, entre otros.
Pero la mejor adaptación, sin duda, es la que realizaron los propios rusos. Aprovechándose de las pobres críticas que recibió la versión de Vidor, le encargaron a Sergei Bondarchuk la realización de una película que recogiera con minuciosidad la epopeya rusa contra Napoleón. Esta fue Voyna y mir (1967). Con la presencia de lo más granado del cine soviético, el director plasmó la esencia de la novela. Incluso, las escenas de batallas, como la de Borodino, las filmó con ayuda de más de 120 mil miembros del Ejército Rojo, mostrando la locura y el horror que pasan los soldados en un conflicto. La escena, incluso, forma parte del Libro de récords Guinness.
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La cinta ganó el Oscar a mejor película extranjera en 1968 y el Globo de Oro el mismo año. El filme es un alarde de majestuosidad y de detalles que ocupan un metraje de casi ocho horas, duración más que merecida para esta obra maestra.
En 1972, la BBC de Londres realizó su versión de Guerra y paz, dirigida por David Conroy y con la participación de Antony Hopkins.