El ministro coordinador de Seguridad, vicealmirante Homero Arellano, admite la necesidad de capacitar a los militares para que salgan a las calles a proteger la seguridad ciudadana. No obstante, para el excomandante de la Marina, las estadísticas no reflejan un incremento del crimen organizado en el país.

¿Qué motivó al Gobierno para insertar a los militares a la seguridad interna?
No es una novedad. Los militares retirados sabemos sobre los planes de defensa interna. Las hipótesis norte y sur (de eventuales conflictos armados con Colombia y Perú) son pequeñas y ahora pensamos que las Fuerzas Armadas deben enfocarse en apoyar la seguridad ciudadana.

Publicidad

¿Sin cambios?
No significa transgredir conceptos, ni siquiera se requiere de reformas, porque la Constitución respalda el trabajo de las FF.AA. (en seguridad interna). Existe un trabajo histórico que se puede enfocar en cooperación con otras entidades y dejar de pensar que los temas de seguridad interna están únicamente sobre los hombros de la Policía.

El crimen organizado se ha desbordado y es la principal amenaza para la seguridad del Estado. ¿Superó la capacidad operativa de la Policía?
No comparto esa pregunta y le pido a la prensa que reflexione sobre esos calificativos. Podría decir que me demuestre que el crimen se ha desbordado. Hay delitos con más violencia, han aparecido sicarios, y estamos luchando contra eso. Comparativamente con los vecinos (Colombia y Perú) estamos muy abajo de la media de crímenes por cada 100.000 personas. Las FF.AA. necesitan fortalecer la capacitación en el uso progresivo de la fuerza. Una patrulla para control de armas necesita salir con mejor inteligencia, protocolos de conducta, que se traduce en doctrina. Hay que reconocer que la vocación del militar, la vida en cuartel, posiblemente disminuyó la capacitación sobre apoyo a la ciudadanía.

Publicidad

¿Cómo desconocer que se ha incrementado el crimen organizado cuando delitos transnacionales como el narcotráfico, tráfico de armas y sicariato son evidentes?
Somos un país libre de siembra de coca, amapola. Los cultivos que aparecen son destruidos por las FF.AA. No podemos negar ser el paso de droga, estando entre países especiales como Colombia y Perú, es una realidad que la estamos enfrentando y tenemos que enfocar a una interoperatividad. Lo que conoce la Policía tiene que compartirlo con las Fuerzas Armadas y viceversa.

¿Cómo superar ese recelo institucional que persiste?
Lo del 30-S (30 de septiembre del 2010, cuando militares y policías se enfrentaron a bala) hay que reconocer que está (ahí). Se puede virar la página, sí. Esos hechos no pueden volver a ocurrir.

Si los militares van a salir a las calles tienen que cambiar la doctrina. ¿Cómo van a hacer?
Con capacitación intensa. Los militares han estado preparados para cosas más difíciles, como el uso progresivo de la fuerza. Los militares van a comprender que el tema de la seguridad ciudadana es de afecto para ellos y lo van a hacer bien.

¿La lucha contra el crimen organizado es una política de acción o de prevención?
De las dos cosas. En la preventiva tenemos que mejorar los controles. Y en la reactiva tenemos que demostrar la capacidad de interdicción de Policía y Fuerzas Armadas.