“¡Qué! ¿De qué estás hablando?” fue una de las primeras reacciones del actor guayaquileño cuando el director Sebastián Cordero le dijo que había sido declarado como mejor actor de uno de los apartados del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (Ficci). En la categoría Competencia Oficial Ficción ganó Esteban Lamothe, por su papel en El estudiante).

Añade que ni siquiera sabía que lo habían tenido en cuenta para esta categoría por su papel de Blanquito en Pescador, el último filme del director quiteño.

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“Sebastián Cordero me llamó ayer (miércoles) como a las 09:30. Yo me había acabado de bañar y me dijo primero que habían acogido muy bien la película, que a la gente le encantó y eso me pareció lo más importante, porque esa es la idea. Y ojalá que eso pase acá (en Ecuador), que la gente la vaya a ver”, manifiesta el actor que también se ‘vistió’ de un estricto e incomprensible esposo en la cinta ecuatoriana Prometeo Deportado, del cineasta Fernando Mieles. Crespo comenta que cuando acudió junto al elenco de Pescador al festival de San Sebastián (España) se sentía feliz por el hecho de ser parte de la cita.

Pero ahora, desde su país, recibió esa “sorpresa increíble”. “Todo bien, todo fue felicidad y grabé un video”, expresa el actor. El festival necesitaba el audiovisual, dice, para que en la jornada de clausura se pueda apreciar el sentir del intérprete por el reconocimiento obtenido. Crespo no se considera un actor profesional, sino una persona a la que le encanta leer y escribir guiones, además de ser locutor junto a Diego Arcos del programa ‘Cabina 14’, que se transmite por el dial 88.9. “Eso es todo”, dice.

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En Pescador, basado en la crónica de Juan Fernando Andrade que fue publicada en una revista, Crespo interpreta a Blanquito, un pescador que recibe un extraño “regalo” del mar: unos cuantos kilos de cocaína, que luego intentará vender. Durante la producción se efectuó una fusión entre este sujeto y él, eran como la misma persona, manifiesta el guayaquileño. “Yo me sentí como Blanquito mismo, los dos estábamos felices”, pero lo mejor, agrega, es el rodaje. Esa experiencia que encierra todo un engranaje laboral, es lo que más aprecia, lo que viene después es “la cereza del pastel”.

Ante su nuevo reto Crespo se sentía bien, alegre, anímicamente estaba en una situación muy positiva, “muy fuerte”, comenta, por el simple hecho de estar rodando y saber que estaba bajo la dirección de ese “artista muy grueso” que es el cineasta quiteño, a criterio del intérprete. “Cuando te llama Sebastián Cordero, verdaderamente tú no tienes salida, ¿me explico? No hay ni cómo pensarlo. Y ya me embarqué nomás”, señala.

Aunque por ahora no le ha llegado ninguna ‘ola’ de propuestas luego de Pescador, sí tiene varias películas pendientes que este año serán estrenadas: Es mejor no hablar de ciertas cosas, de Javier Andrade, en el que deja de ser ‘Blanquito’ para convertirse en un ‘Lagarto’; y Sin otoño sin primavera, del director Iván Mora.

Crespo recalcó ayer que se sentía bien, pero aseveró que probablemente hoy estaría mucho mejor luego de superar el “chuchaqui” que le dio por el festejo de su ‘pesca’ triunfal en el festival de cine más antiguo de Latinoamérica.