Carlos Swett, el tercero de los cinco hijos del muralista Jorge Swett, señala que la mayor enseñanza que le dejó su padre fue ser responsable consigo mismo, con la filosofía interior y con los ideales. “Su filosofía era ayudar al que lo necesita. Por qué negar una ayuda si la puedes dar, decía. Muchos artistas se guardan secretos, por vanidad o por comodidad, pero él era muy desprendido”, relata Carlos.
Dice que comenzó a acompañar a su padre desde muy pequeño. Lo veía trabajar y poco a poco también él se fue adentrando en el mundo del muralismo. Desde hace años, era su colaborador cercano.
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Recuerda que el primer trabajo por el que recibió remuneración fue por ayudarlo en la edificación del mural que consta en los exteriores del Museo Municipal. Él tenía entonces unos 14 años.
Calcula que su padre ha realizado unos 120 murales, pero a su criterio los más importantes son los de la Caja del Seguro y los que están en el Puerto Marítimo y el antiguo aeropuerto de Guayaquil, porque fueron los primeros en los que utilizó simbología aborigen.
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