Fotos: AGENCIAS
.- Días después del terremoto del 12 de enero del 2010 que mató a su hija y destruyó su vivienda, Meristin Florival y su familia colocaron una lona en una colina de Puerto Príncipe, capital de Haití, y se instalaron allí, de donde no se han movido.
A pocos kilómetros, Jean Rony Alexis se mudó del campamento donde vivió varios meses después del sismo de magnitud 7.0 a una choza precaria que construyó la Cruz Roja. Pero el alquiler se duplicó y no tiene agua potable ni trabajo.
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Florival y Alexis figuran entre los miles de haitianos sin vivienda desde el terremoto, a pesar de la llegada de una cantidad sin precedentes de ayuda del exterior. Muchos no perciben mejora alguna, a dos años del sismo que dejó 316 mil muertes y 1,5 millones de personas sin techo. La escasez de viviendas sigue siendo un problema. Más de 550.000 personas viven en campamentos, solo en la capital.
Las razones del lento progreso son varias. En Haití, el país más pobre del hemisferio Occidental, aún no está claro quiénes son los dueños de las tierras, lo que genera trabas burocráticas.
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A esto se suman problemas políticos. Michel Martelly, un astro de la música pop, asumió la Presidencia en mayo del 2011 y se tomó seis meses para designar al encargado de supervisar la reconstrucción. Aunque se han construido 60 escuelas y se han pavimentado carreteras, según el gobierno y organismos internacionales, los campamentos siguen en la capital.