La edad de la ciruela, escrita por el dramaturgo argentino Arístides Vargas, del grupo Malayerba, se ha convertido en una de las piezas más representadas y entrañables de la actriz Rossana Iturralde.
Ella cerró el 2011 en Quito, con funciones de esta obra, que cuenta la historia de una familia de tres generaciones de mujeres que habitan en una vieja casa, vista a través de los ojos de dos niñas y los recuerdos que ellas tienen de su familia.
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A principios de diciembre la trajo a Guayaquil, donde ofreció funciones gratuitas.
La edad de la ciruela se estrenó en 1996, bajo la dirección de Vargas y con la actuación de Iturralde y Lissette Cabrera. En 1998 se realizó un remontaje de la obra, dirigido también por Vargas, con las actrices Pilar Aranda y Rossana Iturralde. En 1999, Iturralde realizó la dirección del remontaje con la actriz de origen ruso Maia Koulieva. En el 2003, Iturralde retomó la pieza con la actriz Valentina Pacheco. Y en el 2011, con las actrices Cristina Morrison y Nataly Loza, con el fin de realizar giras nacionales e internacionales. En ocasiones actúa junto con Morrison y en otras, con Loza.
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La edad de la ciruela es una obra a la que siempre vuelve. ¿Qué significa esta pieza para usted como actriz y en el plano de sus afectos personales?
La edad de la ciruela es una obra muy especial para mí porque, como yo siempre digo, “nació de mis entrañas”. Esta obra fue escrita por pedido expreso mío al autor y en su momento significó muchísimo, porque era una época difícil para mí, en la que quizás
hasta ese momento había bloqueado mi propia historia y hacerla me permitió una especie de reconciliación conmigo misma y con mi historia personal. En fin, lo mejor de La edad de la ciruela es que convoca a todo el mundo no solo a espectarla, sino también a representarla y cada quien a su manera se siente un poco dueño de ella. Lo que es absolutamente válido, pues una obra de arte, en este caso una obra de teatro, en cuanto está hecha, de alguna manera le pertenece al público y a quienes la representan... ¿no?
Es una historia poblada de voces de mujeres. ¿Qué le dicen todas esas voces? ¿Cómo la tocan en el plano emocional?
Cómo te decía al principio, esta obra tiene la potestad de hacerme remover en cada función esas voces que forman parte de mi historia personal y no solo las voces de las mujeres, sino también la de los hombres que aparentemente están ausentes en la obra, aunque a mí me parece que su presencia es muy fuerte en ella. Y son precisamente esas voces las que me mueven a entregarme con alma, vida y corazón, como lo hago cada noche.
Se ha dicho que La edad de la ciruela es una obra sobre el tiempo. Pero lo es también sobre la memoria, sobre los afectos, sobre las mujeres... Desde su visión, ¿qué es La edad de la ciruela?
La edad de la ciruela es todo eso que me has dicho, pero creo que también es detenerse a pensar en los sueños que no pudimos o no nos atrevimos a alcanzar y casi que me lanzaría a decir, que aunque el tiempo para las personas puede llegar a ser un impedimento, para mí es lo contrario, cuando el tiempo pasa es cuando realmente vamos acumulando la fuerza para arriesgar más y más.
Son dos niñas las que cuentan la historia. ¿Cómo ha sido el proceso de interpretar a una niña y luego, en la misma obra, a una diversidad de mujeres adultas?
Creo que interpretar a las niñas es lo que fluyó más en mí y pienso que para la mayoría de los actores es algo semejante, porque estoy convencida de que hasta el último minuto de vida, los seres humanos convivimos con el niño o la niña que fuimos, que simplemente está por allí agazapado o agazapada, esperando desesperadamente el momento en el cual salir a la luz. Las mujeres adultas siempre fueron para mí más complejas, porque aunque –como decía una amiga mía al reflexionar sobre las acciones de las personas– “los seres humanos a veces somos muy poco originales”, entrar en el mundo complejo de la mente humana mientras más tiempo pasa, es complicado, y enfrentarlas fue como enfrentar a los fantasmas de mi historia personal. A veces siento que me quiebro, porque es como si durante la representación pudiera entenderlas más a nivel de los sentidos que a nivel racional.
Son varias las actrices que han actuado junto a usted en esta obra. ¿Cuál ha sido su experiencia?
Haber tenido la posibilidad de trabajar con varias actrices, no solo me ha permitido aprender de sus posibilidades actorales y de su talento, sino también he podido reconocer en ellas mis propios vacíos e inseguridades como actriz. A partir de estas distintas experiencias me he fortalecido mucho más y es increíble, pero los fantasmas de esta La edad de la ciruela también son los espíritus de las actrices que han pasado por esta obra y por todos los montajes que se han hecho posteriormente.