Los sonidos celtas desvelaron a los rockeros de la capital azuaya anoche, en el concierto de despedida de la banda madrileña Mago de Oz.

Al ritmo de violín y flauta fusionados con guitarras eléctricas, bajo y batería los integrantes del grupo contagiaron de energía a los miles de fanáticos que los verían, por última vez, en el pequeño escenario del Coliseo Jefferson Pérez.

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La expectativa fue grande, desde las 13:00 en los alrededores del coliseo se observaban personas, en su mayoría vestidas de negro, que iniciaban una larga espera para ver a sus músicos favoritos.

Cerca de las 19:00 la cola inició su avance y en la entrada los controles de bebidas alcohólicas y objetos que puedan causar lesiones fueron estrictos.

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En el interior se observó que el escenario deportivo, con capacidad para 12.000 personas tuvo un lleno del 70 por ciento, aproximadamente.

El abreboca del concierto lo pusieron el guayaquileño Luis Rueda seguido de la banda cuencana de rock Bajo Sueños que cantó clásicos como 'Dama Imaginaria' y 'Nada de Amor'.

Con las luces apagadas, las ansias crecían entre el público que aclamaba a sus ídolos. De pronto Txus, el baterista y  líder de la banda saltó al escenario con una pequeña bandera del Ecuador en sus manos; enseguida el inconfundible sonido del violín de Mohamed y la flauta de Josema dieron paso a la voz de José Andrea que interpretó 'Satania'.

El  vocalista, fue el encargado de dar el saludo a la ciudad, al  recordar el concierto ofrecido en Ecuador el año pasado y agradeció al público por asistir a su presentación de despedida.

El repertorio de la banda fue extenso, canciones nuevas y viejas como 'Jesús de Chamberí', 'Alma', 'Vodka’N Roll', 'Hasta que el Cuerpo Aguante', entre otras causaron euforia con la música de la Gaia.

Los asistentes se llevaron una grata sorpresa cuando Txus hizo su aparición en el escenario para interpretar, junto a José Andrea, 'Rosa de los Vientos'.

Vestido con un pantalón negro lleno de agujeros, camiseta negra y un pañuelo en la cabeza, el compositor animaba a los presentes que alzaron sus brazos y los movían de un lado a otro para ovacionar a la banda.

El espectáculo finalizó a la 01:00 y como un regalo a sus fans Txus lanzó sus palillos al público, que se peleó por alcanzar uno y guardarlo como “un tesoro”.