A sus 70 años María de Shu ha llegado a la conclusión de que ha cursado la universidad de la vida y que es por medio de las experiencias que ha aprendido lo que sabe hoy en día.

Nació en China en 1941, pero a sus 11 años llegó al Ecuador por decisión de su padre, quien era de nacionalidad ecuatoriana. Los recuerdos que tiene de China son pocos y cuenta que uno de los motivos por los que decidieron venir al país fue por el comunismo.

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Es la primera de cuatro hermanos que al llegar acá estudiaron en la escuela China y tuvieron que aprender el español poco a poco. “Yo solo hablaba chino, pero cuando uno es pequeño se adapta más rápido”, recuerda.

Cuando tenía 17 años contrajo matrimonio con Roberto Shu, quien tenía 20 años más que ella y había sido soldado en la Segunda Guerra Mundial. “Me dejaron casarme solo porque estaba completamente enamorada y le dije a mi papá que me escaparía con él”, cuenta.

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En 1962 abrió junto con su esposo el restaurante Joun Yep en el centro de Guayaquil. Pero dos años después se trasladaron a Los Ceibos, donde ampliaron su casa para continuar con el negocio.

“Fue idea de él poner el restaurante”, cuenta María, “queríamos tener algo propio, porque él era piloto”. Actualmente Roberto tiene 92 años y es María quien se encarga de todos los detalles en el restaurante Joun Yep.

“Como me casé joven, me tocó aprender en la práctica cómo cuidar a mis hijos”, dice. Agrega que por ello no terminó sus estudios secundarios. Sus dos hijos, Ivonne y Roberto, se han destacado académica y profesionalmente, y María está muy orgullosa de esto. Ivonne es odontóloga en Estados Unidos, mientras que Roberto vive en Quito y ha trabajado como físico nuclear.

“Yo soy muy conversona, entonces siempre me gusta aconsejar a la gente, yo lo digo porque lo viví con mis hijos”, dice María, quien recomienda a todo joven esforzarse por su futuro y estudiar duro hasta conseguir sus metas.

Aunque no sabía cocinar cuando empezó el restaurante, ha aprendido de los chefs que trajo su esposo desde China. No solo aprendió a manejarse en la cocina, sino a administrar y lidiar con el personal. “Yo soy multiservicio”, comenta entre risas.

Dice que no tiene pasatiempos porque el restaurante le absorbe mucho tiempo, pero revela que trabaja para viajar. “Me encanta viajar, conozco 35 países”. Algunos de Europa, Medio Oriente y Estados Unidos. “En el año visito tres veces a mi hija y a mis nietos”, comenta.

Su hijo Roberto la ayudaba trabajando en el restaurante mientras vivía en Guayaquil, e incluso fue él quien se encargó de decorar el local. “Le tomó un año y medio decorar”, dice, porque muchas de las piezas eran importadas.

Aunque sus hijos lograron aprender chino tanto de sus padres como de sus abuelos, sus nietos no conocen el idioma. “Nosotros criamos a nuestros hijos según la cultura china, pero mis nietos ya son de otra generación”, dice.

De sus cuatro nietos también está muy orgullosa y puede enlistar con detalles los títulos y profesiones de cada uno. “Una estudia marketing de moda, otro es odontólogo y los más pequeños están aún en la universidad”.

En los 39 años que lleva con el restaurante describe haber aprendido mucho y se alegra de que han mantenido la misma categoría. “Es muy bueno, pero ahora hay mucha competencia. Antes éramos solo nosotros y dos más, ahora hay muchos”, explica.

A pesar de que conoce varios países del mundo y le gustaría visitar muchos más, María afirma que para ella no hay otro hogar que Guayaquil. “Es una ciudad muy bonita, ya me he enseñado aquí”.

Los Ceibos también es un barrio de mucha importancia para ella. Vive ahí desde 1964 cuando apenas era un barrio residencial. “Aquí no había nada, todo era vacío. Al frente de mi casa criaban chanchos porque era como una finca”, recuerda y dice que apenas había 20 casas. “Somos de los primeros moradores en este sector”.

Aunque el barrio que ella conocía ha ido cambiando, María asegura que no cambiaría a Los Ceibos por nada.

“Dicen que ahora es más seguro irse por Samborondón, pero yo siempre digo que me moriré en Guayaquil y que me moriré en Los Ceibos”.

Dicen de él/ella
“Ella fue la primera que me dio la bienvenida cuando llegué a Los Ceibos.
Es una señora muy generosa, siempre me regala grosellas”.
Sara Cabrera
Vecina de María.

“Somos de los primeros moradores en este sector. Yo siempre digo que me moriré en Los Ceibos”.
María de Shu