“Por su ubicación Guayaquil tiene una fragancia marina. Huele a manglar y a río. Lo siento cuando camino por el Malecón y la zona regenerada que bordea el estero Salado de la calle Tungurahua”. Así describe Javier Bueno Cifuentes los aromas del Puerto Principal.
Él, que está al frente de la Perfumería Victoria (fundada en 1949), proviene de una familia de perfumistas. Desde su bisabuelo hasta su padre, Alejandro Bueno Pinto, quien es doctor en química y farmacia, y es el principal referente de una actividad (perfumista) en la que él incursionó casi por herencia.
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Estaba en sus genes, sostiene, pues a los 8 años ya le inquietaba saber cómo se preparaban las esencias.
Según Bueno, Guayaquil se ha caracterizado siempre por oler a la vegetación y flora que la rodea, aunque lamenta que ya no existan sitios donde la presencia de los árboles era mayor.
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Las acacias y los geranios le han dado el aroma a sus varios sectores, comenta Bueno y agrega que otras plantas que han contribuido con el aroma natural de la ciudad-puerto son el jazmín y las begonias, los cuales perfuman las noches del barrio del Centenario (al sur de la urbe), por ejemplo. “Lo comprobé recientemente al caminar por esa zona. Sigue manteniendo esas fragancias”.
Bueno añade que el río Guayas también viene con lo suyo. Las algas y el jacinto de agua que se mezclan con sus aguas, poseen olores que se acrecientan especialmente por las tardes, cuando el sol se va.