Antes, cuando Lisa Barr usaba un sostén talla 34B, no sabía de las arrugas en el escote. Pero poco después de que se puso implantes de senos en 1999, aumentando sus medidas a un 36C, empezó a despertar con gruesas líneas en el pecho donde un seno había caído contra el otro mientras dormía de lado.
“Las arrugas permanecían aun mientras me vestía”, dijo Barr, de 40 años, una paralegal de litigios en Rochester. Tampoco disminuían conforme transcurría el día. No podía evitar preguntarse por qué se había puesto los implantes si iba a tener que cubrir las áreas alrededor y encima de ellos.
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La piel justo debajo del cuello puede revelar la edad de una mujer y su historial de cuidado con igual facilidad que sus manos.
Las arrugas del escote son pliegues profundos y verticales causados por dormir de lado varias horas, cuando la gravedad hace que el seno superior se incline más allá de la línea media del cuerpo de lo que debería.
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Las líneas también pueden ser causadas por sostenes deportivos para levantar los senos, que los presionan hacia el centro y a menudo se usan por horas.
Una vez que el colágeno en la piel se rompe por la edad y la exposición al sol, esas arrugas tienden a perdurar. Y gracias a la gravedad, las generosamente dotadas –ya sea natural o quirúrgicamente– tienden a verse más afectadas.
“Es definitivamente algo de lo que se quejan las mujeres”, escribió en un correo electrónico Tiffany Grunwald, cirujana plástica en Santa Mónica, California (EE.UU.). “La mayoría lo que tenemos que ofrecer es cuidar la piel para tratar de mejorarla. Desafortunadamente, no hay un buen lugar para ocultar la cicatriz de un ‘levantamiento de senos’, así que no ofrecemos eso”.
Barr intentó aplicar humectante y vitamina E a su pecho, y dormir con un par de calcetines entre sus senos para mantenerlos separados, pero los calcetines no permanecían en su lugar. Luego encontró el Kush Support ($ 19.99), un cilindro de plástico curveado que es “lo bastante firme para dar apoyo a los senos pero lo bastante ligero para no sentir que está ahí”, dijo su inventora, Cathinka Chandler, de 42 años. El aparato se coloca entre los senos por la noche.
“Cuando lo conseguí, pensé, no hay manera de que funcione”, manifestó Barr. “No pesaba ni siquiera 60 gramos”.
Lo intentó de cualquier manera. A las pocas semanas ¬contó¬ ella y su novio vieron una reducción en las líneas del pecho.
Las arrugas en el escote habían molestado también a Rachel de Boer, una exasistente de vuelo que vive en Amstelveen, Holanda.
De Boer, de 50 años, notó las líneas sobre su pecho antes de cumplir los 40. Su solución fue inventar La Decollette ($ 73 si se compra en decollette.co.uk). Parece un sostén deportivo usado al revés: tiene una franja de tela que da apoyo –en algodón o lycra, en negro, blanco o estampado animal– en el frente.
El problema de las arrugas en el escote también ha sido enfrentado cerca de Los Ángeles, la capital no oficial de los implantes de senos. Sheena Seegraves, que vive en Riverside, California, tenía 23 años y era representante de servicio al cliente para una compañía de propano cuando notó que sus parientes femeninas mayores tenían escotes envejecidos.
Creó entonces el sostén ChestSavers (entre 56 y 78 dólares) para evitarlos. El producto se parece a La Decolletee, excepto que su panel en el escote es una tira de vellón cubierta de encaje que viene con un inserto de hule espuma removible, de manera que la tela no absorba el humectante que pudiera estar en el pecho. Viene en varios estilos, incluido uno con copas con bies para usar durante el día. También está la Intimia Pillow ($ 59.95), que es una pieza de poliéster y látex con forma de hueso para perro que funciona como el Kush Support pero que tiene tirantes para que no se mueva.
“Es incómodo usar un sostén en la noche”, manifestó Irene Komsky, de 47 años, su inventora. Que es una enfermera registrada en el área de la Bahía de San Francisco. “Y una almohada se caerá cuando la persona se dé la vuelta. Debe tener una almohada que se quede en su lugar”.
Estos productos son de apariencia poco convencional, por decir lo menos.
“Muchas de las mujeres lo describen como un poco pervertido”, manifestó Seegraves de su creación, riendo. “Ese es otro beneficio”.
Si lo pervertido no es lo suyo, pudiera intentar las más sutiles Decollette Pads ($ 28.95 en decollettepads.com y $ 24.93 en Amazon.com): parches sin adhesivos de silicón de grado médico que se colocan en el pecho en la noche. Son invención de Camille Della Santina, de 51 años, una maquillista ganadora de un Premio Emmy originaria de Sherman Oaks, California, quien notó que las prótesis basadas en silicona que usaban los actores disminuían las arrugas atrayendo la humedad a la superficie.
Pero para una escritora de no ficción que divide su tiempo entre Nueva York y Los Angeles, las almohadas y parches no eran suficientes.
“Pocas personas lo notaban”, indicó de sus arrugas en el escote. “Pero soy muy consciente de cortar las cosas de raíz”.
La mujer, de 55 años, que no quiso ser identificada porque consideraba el asunto privado, visitó a Danya Hoening, una asistente médica en Beverly Hills, California, que trabaja en el consultorio de su esposo, un cirujano plástico.
“Todo lo que necesitó fue una jeringa de Juvederm”, dijo Hoening, de 39 años, mencionando un producto con ácido hialurónico que es usado a menudo para rellenar las arrugas faciales; cuesta entre 550 y 700 dólares por jeringa.
Hoening explicó a la escritora que los efectos podían durar de cinco meses a un año.
La primera inyección fue en febrero, y la escritora reveló que no pensaba que necesitara otra todavía.
“Ya no me siento incómoda con una blusa de cuello bajo”, señaló la mujer. “A cierta edad, se ve a muchas mujeres usando camisolas debajo de sus cuellos en V para ocultar estas arrugas. No quiero hacer eso”.
En vista de los avances anti-envejecimiento, ella y otras mujeres quizá no tengan que hacerlo.
“Tengo 50 años y un escote libre de arrugas todavía”, dijo De Boer. Si no hubiera diseñado La Decollette, expresó, “tendría el escote de una mujer de 80 años”.
Pero la dimensión del problema de las arrugas en el escote también pudiera ponerse en perspectiva. Como lo contó una mujer de pecho plano: “Algunas personas se sentirían tan felices de tener escote que nunca pensarían en quejarse por las arrugas que le acompañan”.