AP-EFE
BEIRUT.- Miles de manifestantes antigubernamentales salieron ayer a las calles de toda Siria después de que el presidente Bashar al Assad apareció en televisión, exigiendo que renuncie y coreando "¡Gadafi ya se fue, ahora te toca, Bashar!".

Las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes en la ciudad central de Homs, donde mataron a una persona, dijo un testigo.

Las multitudes en Homs y otras ciudades reaccionaron furiosas por las declaraciones de Assad durante una entrevista en televisión, y le advirtieron que su régimen será el siguiente en desplomarse, como parece estar ocurriendo con el de Muamar Gadafi después de 42 años de gobernar Libia.

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Grupos defensores de los derechos humanos han dicho que más de 2.000 personas han muerto por la campaña de represión del gobierno desde el levantamiento popular hace cinco meses.

La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, precisó que 2.200 personas han muerto desde el comienzo de las protestas contra el régimen a mediados de marzo pasado, de las cuales más de 350 perdieron la vida en lo que va de ramadán.

En declaraciones que ya suenan familiares, pero desgastadas, Al Assad prometió el pasado domingo que aplicará reformas de forma inminente, como elecciones parlamentarias en febrero, pero insistió en que el malestar social está siendo manejado por bandas armadas y militantes islámicos, no por verdaderos reformistas prodemocráticos.

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Agregó que no le preocupa la seguridad en el país y advirtió a otros países que se abstengan de participar en una intervención militar extranjera al estilo de la que se aplicó en Libia. Con sus declaraciones, Al Assad pareció tratar de mostrar confianza en su régimen, pese a que está bajo una creciente condena internacional.

La estatal agencia de noticias siria dijo ayer que Al Assad formó una comisión que allane el camino para la formación de grupos políticos independientes de su Partido Baath, que ha mantenido el monopolio del poder en Siria.

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La oposición rechazó las declaraciones de Al Assad, diciendo que sus promesas de reforma han perdido credibilidad mientras sus fuerzas abren fuego contra marchas pacíficas.

Miles de personas en varias ciudades sirias salieron a las calles después de la entrevista.

En la ciudad de Homs, el foco de la disidencia contra el régimen sirio, los manifestantes gritaron que luego de la percibida caída del líder libio seguirá Al Assad.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, acusó al presidente sirio de no cumplir con sus promesas y se mostró "desconcertado" ante las pruebas que indican que el gobierno sirio no ha detenido la represión contra los manifestantes.

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A las críticas se sumó el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu, quien dijo que lo ocurrido en Libia debe "servir de lección" para el resto de líderes de Oriente Medio, en un mensaje que los medios turcos interpretan está dirigido al presidente sirio, Bashar al Assad.

"Los líderes de los demás países deben saber que, para permanecer en el poder, deben ser sensibles a las demandas del pueblo y deben satisfacer las demandas del pueblo", añadió.

Mientras, el embajador de Siria ante la sede de la ONU en Ginebra, Faisal al-Hamwi, calificó de "sarta de mentiras" el informe del Alto Comisionado de Derechos Humanos de este organismo sobre la presunta comisión de crímenes contra la humanidad durante la represión de las manifestaciones de oposición al régimen.