Jorge Martillo Monserrate
.- UNO. Primeras señales con versos: "Duele tanto no ser niño en las mañanas/ y no recostarse sobre el lodo que la lluvia forma,/ duele la música cuando cesa,/ duele escribir/ duele".
.- UNO. Primeras señales con versos: \"Duele tanto no ser niño en las mañanas/ y no recostarse sobre el lodo que la lluvia forma,/ duele la música cuando cesa,/ duele escribir/ duele\".DOS. Los versos son de Carlos Luis Ortiz Moyano y aunque la más auténtica historia de vida de un poeta son sus versos, es necesario también saber que hace 32 años nació en Guayaquil. Pero a fuego está marcado por Alausí, lugar de origen de su familia.Su relación con la literatura comienza a los 8 años cuando su padre José Luis Ortiz comenzó a regalarle libros que Carlos Luis devoraba. \"Mi papá es fundamental en la conformación de mi cultura literaria. Siempre ha sido una guía en mi lectura\", señala ese mediodía cuando empezamos a caminar por Guayaquil.En el colegio, a más de ser cantante de un conjunto de rock en español, leyó a Herman Hesse, Thomas Mann, Jean Paul Sastre, etc. O sea bebió de la fuente del existencialismo.Atravesando el parque Centenario, indago: ¿Estás marcado por ese pesimismo? \"La poesía tiene que ver mucho con el dolor y los fraccionamientos. Un poeta es un fragmento, su mundo está dividido entre el ayer y el hoy. Entre un pasado alegre o triste, un futuro que no conocemos y un presente donde estamos limitados, muchas veces, por el mismo miedo a vivir y sin embargo seguimos viviendo\", reflexiona Ortiz y es cuando recuerda a Alausí, ese pueblo ferroviario donde pasaba sus vacaciones.\"Mi infancia está marcada por la libertad de un pueblo donde todos nos conocíamos, donde las amistades eran muy fraternas. Todavía los visito y hablo con mis grandes amigos. Ahora veo al tren como un sueño medio imposible para la gente, incluso se ha vuelto turístico y los pasajes son medio inalcanzables, pero nosotros antes una mañana podíamos ir a bañarnos a la piscina de Huigra y regresar por la tarde. O de jóvenes, a tomarnos unas cervezas y regresar en el techo del tren. Todo eso constituía una apertura a la libertad. Regresar a Guayaquil era regresar a la bulla, a las diferencias, en Alausí era todo más igualitario\", expresa.A los 18 años, Ortiz optó por la escritura poética. \"Fue cuando tenía que botar todo lo que me dolía, todo lo que me hacía daño y utilizar el lenguaje\", dice mientras nos acercamos al barrio del Astillero tan oloroso a río y sur.Carlos Luis estudió Comunicación Social en la Universidad Católica de Guayaquil, luego casi huyendo del manglar porteño residió en Quito, donde realizó una maestría en la Universidad Andina Simón Bolívar e integró el grupo literario Machete Rabioso.Regresó hace un par de años y actualmente es profesor en la Universidad Santa María y la Espíritu Santo. Ha publicado dos poemarios: Zigzag del solitario y Lírica para vagabundos, ambos habitados por versos existenciales como una cuchilla de afeitar. Actualmente escribe su próximo poemario con una voz más propia y consolidada.En Guayaquil no forma parte de ningún grupo literario, sus amigos no son poetas, sino pintores, cineastas, fotógrafos, músicos y gente de a pie. Es amante de la noche como de la lectura literaria y filosófica.\"La poesía actual me disgusta mucho, hasta cierto punto, porque todo puede ser poesía. Y no creo que todo pueda serlo porque la poesía tiene que ver con un proceso que no es tan fácil ni tampoco tan alegre como para decir: soy poeta. Yo creo que el ser poeta te lo vas ganando tanto en la calle como en la biblioteca\", afirma cuando ya hemos retornado al centro y en El Piave coronamos el vagabundeo con espuma de cerveza. Espuma helada como un verso perfecto.TRES. Últimas señales con versos: \"No escribir para nadie/ que el verso sea volátil y se extienda,/ no preguntan por el poeta en las estaciones/ y hace tiempo atrás que perdió el camino./ No escribir para otra boca ni para otro cuerpo/ entrar al pasado con intención de flagelo/ que esas llamas añadan luz al poema ajeno de gente\".","isAccessibleForFree":true}
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UNO. Primeras señales con versos: "Duele tanto no ser niño en las mañanas/ y no recostarse sobre el lodo que la lluvia forma,/ duele la música cuando cesa,/ duele escribir/ duele".
Jorge Martillo Monserrate
.- UNO. Primeras señales con versos: "Duele tanto no ser niño en las mañanas/ y no recostarse sobre el lodo que la lluvia forma,/ duele la música cuando cesa,/ duele escribir/ duele".
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Vamos con pasos pequeños en varias direcciones (buenas y malas)... sin un norte de fondo.
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