El Manso Boutique Hotel es un cambio muy saludable a toda esa sensibilidad chabacana de Guayaquil. El hotelito es delicado, de buen gusto y su comida muy sana. Igualmente los jueves ofrecen una variedad de géneros acústicos desde el tango, un country rock melódico hasta una segunda instancia del Festival del Pasillo Romántico.
Y así, con una numerosa concurrencia de público, mezcla de nacionales y extranjeros, pero sobre todo un predominio de mujeres jóvenes, eufóricas y decididas a manifestarse en primer plano, aplaudieron al Trío Fulminante.
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Stanley Parker, profesional y sobrio en guitarra, y Pancho Savinovich, en requinto ahora mostrando su pasión por la música sin reservas, acompañaron a Cachito Maldonado, muy buen cantante y “Frontman” por excelencia, quien con toda la naturalidad del caso hizo añicos la habladuría en las mesas basándose en un timbre de voz hermoso y una envidiable capacidad toráxica.
Alrededor de las 22:00 arrancaron en presencia de los padres y las madres de los músicos para redondear un público heterogéneo que incluía desde Napolitano hasta “Bola” Garzón tomando jugo de fresa.
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Con esa expresividad tan especial, Cachito empezó cantando Como si fuera un niño, canción dueña de una letra muy espiritual que dice “no amo en ti la carne, amo el sentimiento”.
Fiel al original y con los guitarristas muy acertados tocaron Fatalidad y aquel ícono del pasillo Romance de mi destino con palmas del público mientras decían: “y me embriago en lejanía para acariciar mis sueños”, al grito “fulminante” de “chúpate la plata”. Hasta aquí era el punto alto del concierto, con un público enfervorizado y entregado totalmente.
Tú y Yo puso de manifiesto toda la peculiar y particularísima gesticulación de Cachito Maldonado, dueño de un “Showmanship” más cercano al Glam-Rock que al pasillo y la intensidad visible en el lenguaje corporal de Panchito Savinovich, quien realmente, y en verdad, siente el pasillo hasta los huesos. O sea que ¡sí hay esperanza para pelucolandia!
Todos los elementos más estéticos se juntaron cuando La Nena Aguilera, una belleza “fulminante”, dejó su cerveza a un lado y se paró a cantar Pasional.
El Trío Fulminante nos muestra la faceta melódica, poética y romántica del pasillo. Pero también hicieron Sombras combinando la hermosura de la música con la tristeza indescriptible de su letra sobresaliendo Pancho Savinovich y una inexplicable, iconoclasta, pero muy encomiable afinidad con el requinto pasillero que confirma el hecho artístico como un fenómeno más allá de cualquier explicación. Enhorabuena por este artista que toca con ganas.
Se juntaron todos para evitar las tonalidades lloronas, finalizar las canciones con arreglos inusuales para un pasillo y destacar un humor auto-deprecatorio que habla de “el infeliz que te adora”.
Enfocar la música nacional con renovada sensibilidad es un imperativo cultural de capital importancia.