Jorge Martilllo Monserrate
.- Rosalino Quintero (Cuenca, 1930-Guayaquil, 2011) ayer cumplió tres meses de fallecido. Pero hoy, en primera persona, cuenta su historia a través del texto de una entrevista realizada pocos meses antes de su muerte.

A los 6 años, me enamoré de la música. Siempre con la guitarra al lado. Andando atrás de las personas que sabían tocar para aprender. Mi papá no quería que siguiera en la música porque era de personas que les gusta el licor. Ya a los 12 años, tocábamos a dúo con Joel Alvarado, mi hermano de madre. Como era el menor del grupo me decían: el Niño Mimado. Yo vestía de esmoquin, cantaba y tocaba mirándole a mi hermano cómo ponía los acordes.

Publicidad

Así hasta los 14, cuando entré al trío Los Campiranos, interpretábamos música mexicana y hasta bailable. Luego integré el grupo Periquín y sus Swing Boys de música de baile.

A mis 20 años, con mi esposa, decidimos venirnos a Guayaquil. En Cuenca ya estaba queriéndome dominar el licor, el purito para el frío. Aquí yo quería trabajar en joyería que aprendí en Cuenca pero no conseguí trabajo y con Eduardo Elizalde y Jorge González formamos el trío Los Latinos.

Publicidad

Cuando me nombraron Director Artístico de la casa Ónix con Francisco Feraud buscábamos canciones. Eso hicimos con Julio Jaramillo.

Mi relación con Julio comenzó cuando éramos muchachos. Nos encontrábamos en radio Cóndor. Y formamos una amistad bonita. Me iba a ver a la casa, íbamos a caminar y llegábamos a Colón y Lorenzo de Garaicoa donde los músicos dan serenatas. Íbamos a bromear, conversar. A veces, íbamos en la bicicleta que yo tenía.

El estilo de cantar de Julio y el mío de tocar, lo unimos e hicimos una sola interpretación. Él va diciendo algo con su canto y yo lo voy respaldando con mi requinto. Los dos hicimos un estilo propio. Cuando salimos con Fatalidad, Náufrago de amor, con valses y boleros, esas canciones sonaban por todos los lados. Julio conservó ese estilo y cuando estaba afuera buscaba guitarristas que toquen parecido a mí.

Un día estaba ensayando y llegó el señor Fausto Feraud con los Miño Naranjo, que eran jovencitos, y me dijo: Les traigo a estos muchachos de Quito, quiero que los escuche. Fue cuando dije: Este dúo es un diamante que hay que pulir, veamos qué canciones les ponemos. Hasta que encontramos el pasillo Sin tu amor. Con eso golpearon y se fueron para arriba.

Con Olimpo éramos buenos amigos. Grabé en 1951 con él y Rubira Infante cuando formaban el dúo Cárdenas-Rubira. Grabamos Playita mía, Alondra fugitiva y otros temas más. Olimpo grabó hasta 1953 y se fue a Colombia. También tuve la suerte de grabar con Eduardo Brito. Formé el trío Los Zafiros con Mery Aráuz y estuve dos años con el trío Los Brillantes.

En 1970 dejé de ser director en Ónix y me fui a los Estados Unidos, regresé en 1971. Fue cuando me dediqué a grabar mis elepés solo con mi guitarra: Boleros para bailar contigo; Un requinto y 17 temas para recordar; Siempre corazón y otras lindas melodías; Homenaje al pasillo; Viva la fiesta, etc. Seguí grabando con otros artistas la música que me gustaba. Una vez intenté grabar música rocolera y no pude porque no la sentía. Yo no cambio la música tradicional, esa es nuestra música.

Yo felicito a Juan Fernando porque está tratando de hacer lo mejor posible. El título lo dice todo: Con toda el alma. Estamos en la lucha para que nuestra música no decaiga. Yo tengo seis años en la Politécnica del Guayas enseñando en La Rondalla a muchachos a cantar y tocar nuestra música. Mi objetivo es que la música ecuatoriana siempre siga vigente.

Un día leí en un diario de Puerto Rico que me llamaban el Rey del Requinto y, asombrado, a un músico le pregunté por qué y él respondió: "Porque así lo sienten y lo dicen". Allá había muchos elepés con Julio Jaramillo y ellos no borran los nombres de los acompañantes de los grandes cantantes, al contrario los apoyan con fuerza. Aquí buscaron desaparecer mi nombre al lado de JJ. Pero la gente sabe que Julio Jaramillo y Rosalino Quintero hicimos las primeras grabaciones.

Yo he hecho lo que he podido. He puesto mi grano de arena aquí en Ecuador. No con un artista o con dos, sino que con muchos.

El artista
El músico ecuatoriano, reconocido como el Requinto de Oro, falleció a los 80 años. Él saltó a la fama en la década de los cincuenta. Murió el sábado 22 de enero en la clínica Guayaquil, donde en octubre pasado fue intervenido de un aneurisma intestinal.