Su labor como restaurador de libros se inició hace dos décadas cuando ingresó en la Biblioteca Municipal, institución en la que todavía permanece, y en la que empezó como encuadernador.

Se trata del guayaquileño José Luis Condo, de 46 años de edad y quien aprendió de su labor, mayormente, consultando textos y también asistiendo a cursos y seminarios que se han ofrecido en diversas entidades como la Universidad Estatal de Guayaquil, el Archivo Histórico del Guayas y el Ministerio de Relaciones Exteriores.

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Expresa que le fue agradando su labor de restaurador porque “habían libros muy deteriorados que quedaban como nuevos y parecían que nunca hubieran sido tocados. Les implantaba el cosido original, las pastas, le hacía injertos, le ponía las guardas (primera hoja con que inicia el libro)”. Comenta que cuando solo conocía de su trabajo a través de los textos que consultaba, lo que hacía era repetir paso a paso lo que leía para no equivocarse.

Señala que entre los materiales que se utilizan para arreglar un libro están las pinzas, los bisturís, los guantes quirúrgicos, la goma o la pasta especial para restaurar, las cartulinas secantes, los cartones, el pellón, el champú neutro llamado tritón y el agua.

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Todos los implementos los importa desde Quito. “Una empresa los comercializa”, comenta. Asimismo, afirma que la labor de un restaurador es “más artesanal” porque utiliza mucho las manos, “lo más complejo que se puede usar es una prensa”.

Sostiene que el primer trabajo de reparación que ejecutó fue el de un ejemplar de diario El Telégrafo (hace 17 años, aproximadamente), mientras que la tarea más compleja fue restaurar un álbum de fotos del archivo de la Biblioteca Municipal.

Su taller lo tiene hace 20 años en su casa y, por lo general, detalla, le dedica unas cinco horas en promedio a los trabajos particulares.

Notas
A José Luis Condo se lo puede ubicar al 219-1891 y (08) 933-7743 o en la Biblioteca Municipal (10 de Agosto entre Chile y Pedro Carbo) o en su casa (Camilo Destruge 2100 y Tungurahua).