El poeta ecuatoriano Humberto Vinueza acaba de publicar una antología poética que lleva por título Obra cierta, y que recoge cincuenta años de creaciones literarias de este artista nacido en Guayaquil en 1942. Vinueza fue parte, en la década del sesenta, del movimiento cultural Tzántzicos y obtuvo en dos ocasiones –en 1991 y 2007– el Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade. Su poesía ha trascendido fronteras. Es parte de varias antologías a nivel latinoamericano, escritas no solo en español, sino además en inglés y francés.
¿Porqué se llama Obra cierta esta publicación?
La idea de construir esta antología nace primero por una necesidad de saldar cuentas conmigo mismo. Esto implicó recuperar textos que estuvieron pendientes, inconclusos por mucho tiempo. Y segundo, que en esta tarea tuve que desechar definitivamente muchos poemas que considero que ya no ameritan.
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Allí los criterios son muy subjetivos, pero esa fue la decisión, algunos quedaron y otros se fueron definitivamente.
¿Qué edad tenía cuando escribió su primera poesía?
La primera noción de poema la escribí en 1959, cuando estudiaba en el Colegio Mejía, estaba por cumplir 17 años.
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Y a esa edad, ¿qué le inspiró a hacer poesía?
El proceso de escribir un poema es como un despertar de la sensibilidad. El poeta tiene el deseo profundamente entrañable de expresarse, eso me motivó, entre otras cosas.
¿Su poesía fue desde un inicio contestataria?
No la había advertido de ese modo. Yo más bien he tratado que sea explicativa, que sea una permanente constatación de las sensaciones, de los sentimientos y de cómo se va conformando una sensibilidad del pensar. Considero que el poema como la cultura en general es una estrategia implícita del instinto de conservación.
A diferencia de otros autores, sus poemas poco hablan del amor romántico. ¿Por qué?
El amor es el sentimiento más hermoso y, sin duda, en algún momento escribí al amor o la relación amorosa. Pero esos poemas no conservaron la forma que yo creía que deberían tener y fueron descartados. Yo mismo no me siento en capacidad de mostrarme ante mis lectores como alguien que pudiera sostener una antología temática sobre el amor.
Un tema que sí es recurrente en su obra es el agua. ¿Hay alguna razón?
No tengo elementos para explicar por qué el agua es recurrente en mi obra y, por ejemplo, no la tierra o el fuego, que muy pocas veces aparecen en mis poemas. La calidez de los seres humanos siempre está, pero el fuego como tal no se me ha ocurrido. Quizás sea porque el agua se asemeja al interior de uno mismo. El agua que corre tiene música. No sé, estoy especulando.
¿Influyó la incursión en el grupo Tzántzico en su obra?
Sí, y eso se nota. Al inicio mis influencias y mi manera de escribir estaban más relacionadas con los refranes y los pensamientos acabados. El proyecto con los Tzántzicos buscaba la transformación, el apropio de las sensaciones y significados, el resemantizar la vida cotidiana y eso se reflejó en la obra que hacíamos.
¿Ganar dos veces el Jorge Carrera Andrade fue un puntal para su carrera?
El premio es muy importante, pero luego de eso los editores o la gente encargada de difundir el arte no reaccionó, como suele suceder en otros países. A mí nadie me ha pedido que se reedite ningún libro que haya escrito y eso ha dificultado que las nuevas generaciones sepan de mi obra.
¿Considera que la lectura, especialmente de poesía, vive temporadas bajas?
No lo creo, hay esfuerzos importantes y de hecho me atrevería a decir que hay más lectores que antes, especialmente entre los jóvenes. Yo discrepo con quienes dicen que por la televisión y el internet hay cada vez menos lectores. Por el contrario, la red da la posibilidad de conocer a los máximos exponentes de la literatura y su obra.
Autor: Humberto Vinueza
Título del libro: Obra cierta
Género: Antología poética
Editorial: Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión
Páginas: 410