EFE
MIAMI, EEUU.- En cada entrenamiento, en cada actuación, la vida de "Los Quirós" pende de un hilo, el que les mantiene a varios metros de altura sobre los escenarios circenses.
Españoles de nacimiento, los hermanos Vicente, Roberto y Ángel, en compañía de su primo Angel Villarejo y del colombiano Flouber Sánchez, son una de las grandes atracciones de "Kooza", el último espectáculo del aclamado Cirque du Soleil, que se estrena esta semana en Miami.
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Bajo la carpa, los cinco se mueven con una sorprendente naturalidad sobre el alambre de acero, desafiando a las alturas y a las consecuencias de una posible caída, pero sin ser ajenos al peligro que supone su actuación.
"En todos los números de altura, sea el que sea, se siente mucha presión porque sabes que si tienes un fallo te puedes caer y te puede pasar algo. Antes de trabajar uno calienta 20 minutos, se concentra, habla con sus compañeros. Además hay que cuidarse los pies. Cuando los pies fallan es cuando se cae uno", explicó Vicente.
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Ese esfuerzo es el que les permitirá sorprender al público con acciones inverosímiles sobre un cable como el salto a la comba o un combate de esgrima en una escenario tan exigente como el Cirque du Soleil.
Fundado el año 1984 con un primer grupo de 20 artistas callejeros, el Cirque du Soleil ha atraído con su puesta en escena, su vestuario, sus decorados y sobre todo la calidad de sus números, a cien millones de espectadores en trescientas ciudades alrededor de todo el mundo.
Para Vicente pertenecer a este circo, diferente a las demás, es un orgullo y no duda en agradecer el trato que reciben de la organización, que cuida la calidad de vida de sus estrellas hasta el más mínimo detalle.
"He trabajado durante muchos años en muchos espectáculos en muchos países del mundo pero no hay nada mejor que el Circo del Sol, no hay nada que se compare. Tenemos nuestros fisioterapeutas, nuestros masajistas, nos dan los mejores apartamentos, nos dan comida gratis...", agregó.
Sin embargo, el equilibrista afirma que el modo de vida de un artista de circo es más duro de lo que parece y que obliga a realizar numerosos sacrificios para tener una carrera provechosa.
Precisamente una de las cosas que más cuesta es la conciliación de la vida familiar y la laboral. Nadie mejor que Vicente para hablar de ello pues él y sus hermanos pertenecen a una estirpe familiar que se ha ganado durante muchos años el sustento bajo las carpas.
"Hay muchas personas que son de circo y a los veinte, veinticinco años se quieren casar. Para una mujer de circo adaptarse es muy fácil pero a una mujer que es de ciudad le es más difícil aunque con el tiempo se va adaptando", aseguró el mayor de los hermanos.