EFE
QUITO.- Un grupo de expertos ha emprendido una minuciosa búsqueda en el pasado a través de bibliografía, pruebas de laboratorio y rayos X en un convento de Quito para restaurar un cuadro del siglo XVII de San Agustín en el que se superponen imágenes de tres niños.

Rosa Torres, directora del proyecto de restauración que se lleva a cabo en un taller en el convento San Agustín, en el centro histórico de Quito, comentó que la obra, de 2,10 por 2,50 metros, ya ha sufrido varias intervenciones, de las cuales una de ellas resultó "invasiva" y ahora se procede a su limpieza.

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Con algo de agudeza se puede observar en el cuadro, titulado "Nacimiento de San Agustín", la imagen de un niño de grandes proporciones prácticamente camuflado bajo capas de pintura, que dejan ver a otro bebé de dimensiones más acordes con el resto de personajes de la obra, bajo la técnica del claroscuro.

Torres explicó que en principio se presumió que era una corrección (pentimento) del artista, el ecuatoriano Miguel de Santiago, llevada a cabo en el momento de la ejecución de la obra.

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No obstante, la toma de placas radiográficas demostró que pasó mucho tiempo antes de que se sobrepusiera la pintura destinada a cubrirlo casi en su totalidad.

Además, con rayos X los expertos descubrieron la existencia de un tercer niño envuelto en una manta en el lugar donde ahora aparece un bebé desnudo en brazos de una matrona que se diposne a bañarlo.

La restauración de la obra, que se exhibe en los altos de los muros del primer piso del convento San Agustín, construido hace más de 400 años, surgió de un grabado elaborado en 1890 en base a la fotografía de un periodista francés, comentó Torres.

La imagen, que aparece en un libro en los archivos del Banco Central de Ecuador, es uno de los documentos gráficos a los que han acudido los estudiosos para interpretar la obra, que presenta zonas con la capa pictórica tan dañada que difícilmente se distinguen los detalles.

Por ello, el restaurador Juan Cuzco ha examinado otras obras de Miguel de Santiago para identificar a personajes, como Patricio, padre de San Agustín, y tratar de rescatar rasgos de una figura que ahora aparece vagamente en la parte superior del cuadro.

Asimismo, detalles de algún brazo, mano o una silla, se han buscado en otras obras de Miguel de Santiago, considerado el mejor pintor del siglo XVII en Ecuador.

Con ese material, Cuzco ha pintado en lienzos aparte los personajes o las partes que faltan en la obra con la técnica del "regatino", que consiste en dibujar delgadas líneas paralelas, diferenciables de cerca, pero que pasan desapercibidas desde la distancia.

El trazo no se ha realizado directamente sobre la obra debido a que se trata de una propuesta que debe ser consensuada antes de aplicarla y, en caso de que se concrete, se realizaría con tintas fácilmente borrables.

Cuando las partes que faltan son "tan grandes", comentó Torres, "por ética" hay que detenerse, pero como afectan a la interpretación de la obra consideraron importante su recuperación pictórica.

"El cuadro está estable, pero la parte estética está afectada", apuntó Torres, al detallar que cada una de las 52 obras de Miguel de Santiago y su taller que se restauran en el convento tienen "un libro de vida".

El cuadro "Nacimiento de San Agustín" da entrada de la exposición de obras de Miguel de Santiago que se exhiben en el interior del convento, donde en 1809 se firmó la independencia colonial de lo que hoy es Ecuador.

El prior de San Agustín, Patricio Villalba, destacó la importancia de la recuperación de las obras, a manos del Fondo de Salvamento (Fonsal), que se encarga de mantener el patrimonio cultural de Quito.

"Si la vida de (San) Agustín es prodigiosa, la obra de Miguel de Santiago al plasmarla en estos lienzos es sin duda esclarecedora, y este proyecto, ejecutado con maestría, actualiza el legado de dos grandes hombres, los dos patrimonio no del convento San Agustín, la Iglesia o Ecuador, sino de la humanidad entera", concluyó.