Una enigmática música cumple 20 años de experimentación

Un grupo de músicos europeos inició hace 20 años, anónimamente, algo catalogado como un proyecto experimental llamado Enigma. Su intención era hacer música para los sentidos, rompiendo las reglas, mezclando sonidos místicos, sensuales, con un trasfondo medieval, a veces multiétnico y contemporáneo, influidos por el género new age.

Con MCMXC a D (1990 Después de Cristo), su primer disco, Enigma fue el número uno en 24 países y vendió más de 16 millones de copias, por sus particulares composiciones que polemizan entre lo pagano y religioso. Los temas de este álbum fueron elaborados en forma secuencial. Comienza con una corta introducción que invita a relajarse y abrirse a una nueva experiencia auditiva.

 En los siguientes, hay una fusión entre cantos gregorianos con ritmos hip-hop, flautas shakuhachi (originaria de Japón), susurros en francés y sensuales gemidos. Sadeness I, el más controversial, es un homenaje al Marqués de Sade, autor de novelas eróticas del siglo XVIII, aunque en sus letras se cuestionan sus motivaciones para crear, ¿Qué estás buscando?, preguntan, ¿eres diabólico o divino? Esto es usado como una analogía, ya que se dice que Sade lo hacía para provocar a la Iglesia, igual que Sadeness I.

Pero esta canción no solo alteró a la Iglesia, sino que le causó a Enigma un gran dolor de cabeza, ya que el grupo fue demandado en 1994 por un coro de la ciudad de Múnich, Alemania, por usar sus interpretaciones de cantos gregorianos.

Ellos, que eran desconocidos, tuvieron que presentarse ante los juzgados y revelar sus verdaderos nombres. Entonces se conoció que el líder el grupo es Michael Cretu, un cantante de origen rumano que había tenido una poca exitosa carrera en solitario, que se desempeñaba como director y productor del proyecto. Eran parte también su esposa, la cantante alemana Sandra Lauer, el letrista David Fairstein y Frank Peterson, compositor musical.

Enigma perdió la demanda y tuvo que indemnizar al coro. Para 1993 ya había salido a los mercados The Cross of Changes, y vendió 5 millones de copias en tiempo récord. Las canciones se distinguen por el uso de percusiones y el sonido de un cuerno destaca los temas The Eyes of the Thrue (Los ojos de la verdad), que es extraída de una leyenda antigua de Mongolia, y Return to Innocence, un tema que expone una búsqueda espiritual interna, realizado con gran sensibilidad: sé tu mismo, sin esconderte, cree solo en tu destino, el retorno a la inocencia, el regreso a ti mismo. Se empiezan a escuchar temas con guitarra eléctrica, pero con un perenne halo de misticismo como elemento característico.

Le Roi est Mort, Viv le Roi! (El rey ha muerto, ¡Que viva el Rey!), su tercer trabajo (1996), es considerado como el hijo de los anteriores discos, por ello tiene elementos de ambos. Se destacan Beyond the Invisible (Más allá de lo invisible), Why (¿Por qué?), T.N.T for the Brain, en el que el grupo hace cuestionamientos sobre convencionalismos morales.

En el 2000, Enigma presentó The Screen Behind the Mirror (La pantalla frente al espejo), un trabajo que comienza con una lectura de cifras astronómicas que habla de un acercamiento al cosmos, entre cornetas. Sandra Lauer canta una frase que se repite en varios temas del disco: O fortuna, cambiante como la Luna. Su música se torna aún más enigmática, esto podría ser un factor para que se hayan reducido las ventas, lo que no le preocupa a Cretu.

A partir de su siguiente producción, Voyager (2003), Cretu trabaja cada vez con mayor independencia, haciendo las veces de compositor, vocalista, director, pero con continuas colaboraciones de otros artistas.

A Posteriori (2006) fue nominado en los premios Grammy por Mejor Álbum New Age. Su último material, Seven Lives, Many Faces, fue presentado en el 2008.

El surrealismo de sus videos filmados en gran parte por Julien Temple es otra peculiaridad de Enigma. Son imágenes que salen de lo común; personas nadando en el aire entre edificios de una metrópolis, como en Age of Lonliness del disco The Cross of Changes, o como en Return to Innocence, donde todo retrocede: las bailarinas danzan hacia atrás y los frutos regresan del suelo al árbol del que cayeron. Los músicos del grupo rara vez aparecen en estos.