El concierto que Metallica ofreció en Bogotá el miércoles pasado estuvo hecho de varias travesías. La primera, entre Quito y Bogotá, duró una hora y media, en avión. La segunda, desde la vereda del parque Simón Bolívar en la calle 68 hasta el canchón destinado al evento (una distancia de unos 500 metros) necesitó de cerca de dos horas y tres filtros policiales.