AFP
COPENHAGUE, Dinamarca.- Para las ONGs presentes en la conferencia sobre el clima de Copenhague se acabó la fiesta ya que de los 22.000 delegados acreditados sólo 90 podrán acceder el próximo viernes al Bella Center, palacio de congresos de la capital danesa donde se desarrollan las deliberaciones.
El martes y miércoles sólo 7.000 delegados de las ONGs (Organizaciones no gubernamentales) podrán ingresar al Bella Center, el jueves la cifra estará limitada a 1.000 delegados y el viernes, día en que comienzan a llegar los jefes de estado, se autorizará la presencia de sólo 90.
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Los organizadores tomaron esa drástica decisión en la noche del lunes, al cabo de una jornada de fuerte tensión en el Bella Center con accesos práctimente bloqueados y corredores repletos donde casi no se podía circular, mientras que afuera centenas de personas hacían cola durante horas antes de poder entrar.
Para tratar de regular esa afluencia, tan masiva como inesperada, la policía danesa cerró incluso durante un momento la estación de metro correspondiente al Bella Center.
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Más de 45.000 delegados se acreditaron para asistir a la conferencia cuando el Bella Center puede recibir un máximo de 15.000 personas, indicó Axel Wustenhagen, uno de los funcionarios de la ONU encargado de la logística.
La tensión de los organizadores y de la policía danesa va en aumento a medida que se acerca el viernes, día de llegada de una centena de jefes de estado, entre ellos el presidente de Estados, Unidos Barck Obama.
Más de 50 ONGs enviaron una carta de protesta a Connie Hedegaard, la ministra danesa responsable de la cumbre y a Yvo De Boer, el principal jerarca sobre clima de las Naciones Unidas, calificando las restricciones de "inaceptables" y "no democráticas".
"Es inaceptable que se limite a los observadores de la sociedad civil en esta conferencia y esperamos que el secretariado de la ONU y el gobierno danés rectifiquen esta medida no democrática", dice la carta.
En los corredores del Bella Center, los dirigentes de las ONGs se tiraban de los pelos para figurar entre los 90 delegados aceptados el viernes.
"Hacen entrar a los dirigentes y salir al pueblo", declaró el canadiense Ricken Patel, director de Avaaz, cuya delegación de 200 personas quedó limitada el martes a 39.
"Sabemos que en estas negociaciones no se puede solucionar el cambio climático si los dirigentes no sienten la presión. Me preocupa ver que se retira la presión en el momento que más se necesita", agregó.
Por su parte, Jeremy Osbourn, de la campaña "350.org", debe borrar 300 de los 350 delegados venidos de todo el mundo.
La "burocracia nos empuja a concentrarnos en el movimiento de protesta que tiene lugar en el exterior. Nos empujan a la salida pero también al mundo real", declaró Osbourn.
La afluencia masiva de millares de delegados, funcionarios de los lobbys, periodistas y representantes de la sociedad civil a Copenhague constituyó un verdadero rompecabezas para las autoridades de esta ciudad de 500.000 habitantes.
La Policía, que desde el 7 de diciembre moviliza en permanencia a la mitad de sus efectivos, patrulla las calles para encuadrar las manifestaciones diarias, los hoteles están llenos y muchas personas están obligadas a alojarse a 100 km de la ciudad.
Los militantes de las ONGs duermen por su parte en gimnasios, depósitos o en barcos amarrados al puerto, entre ellos un paquebote con capacidad para unas 1.400 personas