Pese al incremento del dinero invertido en medidas de control de la malaria, hay indicios de que crece la resistencia a las combinaciones de fármacos basados en la artemisinina en el sureste de Asia.

Así lo señala la doctora Sylvia Meek, directora técnica del Malaria Consortium, una importante organización sin fines de lucro dedicada al control del paludismo.

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La resistencia del parásito de la malaria se ha visto ya confirmada en Tailandia y Camboya y comienza a registrarse también en otros países de la región.

"La resistencia a los fármacos contra la malaria es una de las grandes amenazas a las que nos enfrentamos, afirma Meek en un comunicado de la organización.

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"Posiblemente a consecuencia de un acceso inadecuado a las terapias de combinación basadas en la artesiminina se ha confirmado la resistencia a ese fármaco no sólo en Tailandia y Camboya sino también en Birmania, China y Vietnam".

La proporción de pacientes que siguen con parásitos de la malaria al tercer día del tratamiento constituye un sistema de alerta de la resistencia a la artemisinina, señala el Malaria Consortium.

Actualmente, un diez por ciento de los pacientes retienen el parásito después de tres días.

En Birmania con ese tipo de tratamiento y en China y Vietnam con la terapia a base de artesunato se están registrando ya entre un 12 y un 31 por ciento de positivos al tercer día.

El Malaria Consortium y otras organizaciones con el apoyo de la la fundación Melinda Gates y de la agencia estadounidense USAID llevan a cabo ya esfuerzos coordinados contra la resistencia a esos fármacos en la frontera entre Tailandia y Camboya.

La Organización Mundial de la Salud lidera esa lucha con ayuda de los programas nacionales anti-malaria de Camboya y Tailandia.

"Si la resistencia llega a frica, peligrarían los esfuerzos tendentes a su erradicación", advierte la doctora Meek, según la cual "es urgente ampliar el área de contención".