Marciano Cantero y Felipe Staiti crecieron en los años de la dictadura militar argentina (1976-1983), ganaron fama en la década de los ochenta y hoy, después de treinta años de música, han hecho de los Enanitos Verdes una de las bandas leyendas  del rock latino.

Con la fórmula musical que no falla: dos estrofas y un coro  que hablan de vivencias cotidianas, amor, desamor y sueños;  y un ritmo  pegajoso de pop rock con solos de guitarra,    han enganchado al público de varias generaciones a lo largo del continente.

Al  comenzar su carrera, en 1979,  eran unos “extraños de pelo largo”, de 18 años, que pararon en la cárcel varias veces por su look prohibido. “El régimen nos cogió con los ojos vendados, porque no conocíamos otra realidad”, dice a este Diario Felipe Staiti, guitarrista del grupo, en una entrevista telefónica.  Entonces, inspirados en el  estilo de  Serú Giran (banda que integró Charly García), optaron por transformar la poesía en canciones.

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Los tres músicos, bar tras bar, se dieron a conocer localmente, hasta que partieron a Buenos Aires en busca de mejores días. Allí  se  unieron Sergio Embroni (guitarra) y Tito Dávila (teclados),  grabaron su primer LP homónimo, y el sencillo Aún sigo cantando les abrió las puertas al éxito. Le siguió Contrarreloj, producido por   Andrés Calamaro.

Con este disco, su popularidad traspasó las fronteras gauchas.  La muralla verde se convirtió  en un  himno latinoamericano y ganaron dos antorchas de plata en Viña del Mar.

Después vendrían Habitaciones extrañas y Carrousel, con los que realizaron giras  llenando estadios en varios países. Los éxitos de estos discos fueron Guitarras blancas, Por el resto, Te vi en un tren, entre otros.

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El trajín de los conciertos y la convivencia hizo que decidan tomarse un tiempo en solitario. Había una vez  marcó la separación de la banda en 1989.

Tres años después,  vuelven   (sin Sergio Embrioni)   con Igual que ayer, mezclando  folclore  a su ya conocido sonido. Lamento boliviano los regresó a los primeros lugares de los rankings musicales. Luego, se tomaron una revancha con  el rock social con  Guerra gaucha, pero el disco no tuvo los resultados comerciales esperados. Tito Dávila deja la banda en este disco  Planetario, Tracción acústica, Néctar, Amores lejanos, En vivo y Pescado original son sus últimas producciones.

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“Estas tres décadas ni las he sentido”, expresa el guitarrista del grupo. Dice que tanto él como Marciano no han cargado una cruz a cuestas, sino que han “transitado por un largo sueño hecho realidad”.

La  intensidad  sigue intacta. “A veces nos sorprende  ver adolescentes cantando nuestros  temas”,  asegura Staiti. Incluso en su país, la canción Un amigo es una luz  es coreada por los chicos de colegio cuando terminan el año de clases.

Ángelo García, músico guayaquileño de 23 años, toca covers de los Enanitos Verdes  con La Banda del Negro. A pesar de no pertenecer a la generación del rock latino, es seguidor de su música, y en especial  de esta banda, por la fuerza que inyecta. “Es contagiante”, expresa.

Ángelo los escuchó por primera vez en la radio, cuando era niño. Así como él, miles de personas en  Ecuador se han hecho fans de artistas que empezaron luego de la dictadura  como los Enanitos Verdes,   Soda Stereo,   Miguel Mateos, Fito Páez, Andrés Calamaro, entre otros.

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Ellos hicieron del rock en español una música de masas. Con el pasar de los años, fueron desapareciendo o evolucionando hacia géneros distintos.

Los Enanitos no se quedan atrás, y aparte de sacar un material con temas  inéditos “que nunca vieron la luz del disco”, están preparando una producción fresca para el 2010.

Sus integrantes  tienen actividades paralelas, aunque todas vinculadas al mundo artístico. Marciano  es luthier y tiene una línea de bajos , mientras que Felipe toca  música instrumental, lo que ha influido también en  los Enanitos Verdes, como en el caso del  tema Tango song. 

Antes de llegar a Ecuador (donde se presentarán en Cuenca, el 9 de octubre, y  en la Feria de Durán, 10), realizaron una gira por  EE.UU., celebrando sus 30 años de carrera.

La banda le tiene  un cariño especial a Ecuador. Lo ha visitado  en algunas ocasiones y la primera vez que Staiti salió de su país a dar un concierto,  su destino fue Guayaquil.

Aunque el baterista Daniel Piccolo dejó el grupo este año, Marciano y Felipe seguirán con los Enanitos Verdes,  tocando sus temas cumbres como Eterna soledad, Primer día sin ti, Tus viejas cartas, y las que vengan en el futuro. Solo quieren que los dejen bailar y cantar “por el resto de sus días”.