La apasionada correspondencia entre la poeta chilena Gabriela Mistral y su secretaria y después albacea, Doris Dana, se reveló con la publicación de un libro que compiló esas cartas, mantenidas ocultas por más de 50 años. “Tú no me conoces todavía bien, mi amor. Tú ignoras la profundidad de mi vínculo contigo. Dame tiempo, dámelo, para hacerte un poco feliz. Tenme paciencia, espera a ver y a oír lo que tú eres para mí”, le escribió en abril de 1949 la Premio Nobel de Literatura 1945 a Dana, una norteamericana 30 años más joven.